Luis

Empezó a pintar cuando ya llevaba varios años de tratamiento e internaciones. Conocía los sufrimientos del delirio persecutorio y la catatonía. Caminaba solo por los pasillos del Hospital Borda mascullando soliloquios. Realizó cerca de 500 pinturas, 100 cerámicas y 2 grandes murales durante un período de 10 años. Se hicieron exposiciones de sus obras en galerías de arte de Buenos Aires: Witcom y Antígona, y en París: Galerie Rasmussen. No dejó de ser psicótico pero la mejoría fue llamativa y la pintura tuvo un lugar predominante.
 
 
  Gato Cósmico, 1970
(Colección E. López de Gomara, Buenos Aires)
La obra artística de Luis desarrolla una Zoología Fantástica: seres en parte hombres y en parte animales, forman un bestiario y un fabulario. El Gato Cósmico es un ejemplo notable sobre la conjugación de la locura con el impacto de la cultura globalizada e informática. Una línea envolvente hace pensar en un holding continente, en un orden organizador o en un juego de carretel. Muestra el encuentro imaginario con un centro materno de vida e ilusión. Se siente una sonoridad transmitida por las formas y los colores que evocan la melancolía de la voz materna y que –quizá desde la óptica psicótica– representa la alucinación auditiva que llena todos los vacíos.
 
  Gato con vacíos. 1972
(Colección E. López de Gomara, Buenos Aires)
Es un gato que no mira un mundo que no existe. Con una notable coherencia técnica pintó una experiencia brutal. Le hizo los ojos con un punto negro rodeado de un círculo. Son parecidos a los ojos pintados por Munch que hablaban de la soledad y la incomunicación del hombre. Se observa clínicamente en este artista que con su actividad creadora el Yo se ordena. En esta obra parece que se buscara aquella mirada de Leonardo da Vinci que el genio de Freud analizó. En ella se fusiona sujeto y objeto en una estructura estética. El sujeto psicótico cuando se ve en su obra, se recupera y se mira con menos odio y menos frustración.