Resonancias
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Nora Aslan
expone obras de particular uso del collage; fotografías digitales,
pintura, multiplicación e inversión remiten a la actual perversión
de las imágenes que presenta las cosas más terribles con la
estética más depurada. Elba Bairon vuelve corpórea una tradición desarrollada fundamentalmente en la superficie de una tela al moldear formas ambiguas en pasta de papel. Evoca golosinas norteñas portadoras de una materialidad entre lo orgánico y mineral. Mildred Burton exhibe naturalezas muertas de delicada factura y detalles surrealistas. Pertenecen a las series Frutos del país y De los fusilamientos en las que alude a la violencia del entorno político local de la década de los 70. Juan José Cambre expresa la convención del número a través de su serie Membrillos, pinta con sutil tratamiento del color una fruta que por su forma irregular no tiene registro definido en la memoria del sujeto. Eduardo Costa exhibe frutos o verduras construidos aplicando capa sobre capa de acrílico. En la performance inaugural revelaron su interior hecho también de acrílico. Nicola Costantino pone al descubierto la industria de la muerte que existe detrás de la ingestión con el realismo de la técnica de calco de siliconas. Su fotografía cadena de codornices prueba la inserción de su peculiar estética en una comida real. Karina El Azem ordena cuentas de colores en naturalezas muertas, satisface así un cierto sentido del orden inherente a nuestra condición humana y da continuidad al tema fundamental de sus obras de los últimos años el ornato. Adriana Fiterman pinta Banquete, imagen figurativa de una mesa servida resuelta con sólido criterio abstracto y contrapunto entre formas internas y externas. Nicolás García Uriburu con su naturalismo integra a una disciplina de la percepción una apertura humana en respuesta a la contaminación, tanto de los pensamientos y sentidos, como del agua y del aire. Marie Orensanz construye un objeto en acero, suma a los elementos tradicionalmente representados la palabra. Indispensable es una referencia a lo necesario de estos elementos como del pensar a nuestra vida cotidiana. Rosalía Maguid reemplaza en fuentes de loza antigua la sintaxis de los alimentos por la de palabras. Las recetas preservan la historia y sintetizan el saber específico de un pueblo transferido de generación en generación. Matilde Marín presenta Recolección: Pan y Pescado,foto-performances de unificada atmósfera en tono marrón. Remiten a la reversión de la situación de recolección de la basura; en sus manos pan y pescado esperan limpios y frescos. Carlos Masoch indaga en la identidad local a través de los hábitos alimentarios de los argentinos. Tres pinturas al óleo representan una normal secuencia local: entrada, plato central y postre, menú de un colectivo social nacional. Andrea Racciatti interviene la obra de un destacado pintor español padre de este género. Incluye elementos que desapercibidos en una primera lectura sirven a una reflexión sobre la violencia del hombre y a las amenazas del fuego y del agua descontrolados al equilibrio natural. Res rescata lo concreto desde la fotografía, piensa temporalmente y presenta simultáneamente un antes y un después. En este caso los alimentos son instalados por la lógica del comercio en el supermercado. |
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