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Entre
el Silencio y la Violencia
Biografías
Luis
F. Benedit (Buenos Aires, 1937)
Artista autodidacta y arquitecto graduado en la Universidad de Buenos
Aires en 1963, ha desarrollado de forma paralela estas dos actividades
a lo largo de su carrera. Su actividad en el campo de la plástica
argentina se inicia en 1961, con una exposición individual de pinturas
al óleo y esmalte sobre tela en la galería Lirolay, uno
de los espacios de exhibición vinculados a la vanguardia artística
de aquellos años.
Entre 1963 y 1965 reside en Madrid, especializándose en arquitectura
popular. A estos años corresponden los trabajos realizados en base
a esmaltes industriales tratados en planos de colores saturados a la manera
de los carteles publicitarios, el cómic y el pop.
En 1966 realiza su primera exposición internacional, en la galería
Europe de París; ese mismo año presenta Barba Azul, “ambientación”
en base al relato clásico llevada a cabo en el Museo de Arte Moderno
de Buenos Aires junto a Vicente Marotta.
En 1967 expone en la galería Rubbers una serie de esmaltes donde
incorpora la temática del campo argentino, como en Madre hay una
sola o Lo que hay que pasar. La reflexión sobre la cuestión
rural argentina continuará apareciendo en distintos momentos de
su carrera como eje de su trabajo, siempre a partir de series temáticas.
Ese mismo año recibe una beca del gobierno italiano para estudiar
arquitectura paisajística en Roma, temática que -vinculada
a la idea de transformación del hábitat natural y del tratamiento
del espacio exterior- incorpora en sus instalaciones con animales y plantas.
En la Casa Argentina en Roma presenta una primera obra con peces.
A su regreso a Buenos Aires en 1968 participa en la muestra Materiales,
Nuevas Técnicas, Nuevas Expresiones en el Museo Nacional de Bellas
Artes, donde presenta el hábitat animal Tuttovetro y los pescados.
Ese mismo año se realiza Microzoo, en Rubbers. En esta exposición
individual presenta un conjunto de habitáculos para animales -gatos,
hormigas, peces, tortugas, etc.- y experiencias en botánica sobre
fecundación y germinación en condiciones artificiales.
Operando con estrategias de científico, plantea con esta serie
su preocupación por las maniobras sobre el ámbito y conducta
animal como metáfora del funcionamiento de la sociedad. En su oposición
entre lo natural y artificial apunta a reflexionar sobre la relaciones
de dominación cultural y cientificista sobre la naturaleza, como
así también sobre la dominación de las comunidades
humanas.
En 1970 participa en la XXXV Bienal de Venecia, que ese año se
dedica a la temática Arte y ciencia. Allí presenta el Biotrón,
estructura de acrílico transparente con cuatro mil abejas vivas
en un panal transparente conectado a los jardines de la Bienal a través
de una pradera de 24 “flores” de acrílico que producían
néctar controladas por un dispositivo electrónico; en el
juego de tensiones entre naturaleza y artificio, las abejas podían
“elegir” por alguna de las dos propuestas de alimentación.
Posteriormente a su exhibición, esta estructura fue donada a la
Universidad de Buenos Aires para su estudio científico.
Con su inclusión desde el inicio del Grupo de los Trece -posteriormente
Grupo CAYC- interviene en múltiples exposiciones internacionales;
Benedit continua participando hasta el presente de forma activa en muestras
colectivas o individuales en el exterior.
Siguiendo con sus propuestas de hábitats artificiales, en 1972
exhibe en la sala Projects del MOMA de Nueva York una estructura de cultivos
hidropónicos (sin tierra) presentado como Fitotrón y un
Laberinto para ratones; ambas obras se complementaban con sus dibujos
proyectuales.
La idea de la tensión entre lo natural-artificial continúa
en su siguiente serie de obras desarrollada entre 1973 y 1979: dibujos
en lápiz y acuarela en los que presenta “proyectos”
de animales e insectos, incluyendo descripciones lingüísticas
y “planos de realización”.
En 1976 realiza Furnarius Rufus, Caja 50 + 50=100, Trompos y Proyecto
Huevos; esta última obra -una gallina embalsamada, el dibujo del
proyecto y una caja con huevos artificiales-, es la que presenta dentro
del envío del Grupo de los Trece a la XIV Bienal de San Pablo de
1977, donde obtiene el Gran Premio Itamaraty.
También en 1977 inicia la serie de trabajos en base a los dibujos
de su hijo Tomás, que continúa hasta principios de los años
ochenta. Estas obras constan de tres partes: la imagen del pequeño
de distintos personajes como King Kong, Snoopy, El hombre martillo, etc.,
su proyección analítica en el plano y la realización
del objeto.
En 1978 comienza una nueva serie donde retoma el trabajo sobre la temática
agropecuaria argentina, esta vez en su relación con las formas
de dominación simbólica a partir de elementos vinculados
a la vida rural; en ella se destaca el conjunto de distintas cajas como
Caja de alambrado, Tijera de castrar, Caja de maíz, Abrebocas,
Hierro de marcar, etc.
En materia arquitectónica, inicia en 1979 junto a Clorindo Testa
y Jacques Bedel, el proyecto de la remodelación del antiguo convento
y asilo de ancianos de Recoleta, actualmente Centro Cultural Recoleta.
Cuatro años después realiza el proyecto para el espacio
de su galerista Ruth Benzacar, en Florida 1000.
Entre 1984-1986 continúa con la temática sobre el campo
argentino y su vinculación con la idea de identidad cultural y
la construcción de una memoria histórica; trabaja con imágenes
establecidas como paradigmas de la idea de “lo gauchesco”
y la tradición criolla, como cuchillos y enfrentamientos en duelos.
Paralelamente, realiza una serie de dibujos basados en las litografías
del pintor viajero decimonónico Juan León Pallière.
Entre 1986 y 1988 realiza una nueva serie de obras donde, a partir de
la relación entre pinturas y objetos, revisita la historia en su
relación con la naturaleza, esta vez a partir del imaginario surgido
de los viajes científicos realizados en el siglo XIX por Charles
Darwin y la expedición Malaspina. Con una de estas obras -Paso
del Soldado- obtiene en 1987 el Primer Premio de Pintura de LXXXVI Salón
Nacional.
En 1988 se realiza una muestra en la Fundación San Telmo donde
repasa su obra producida entre 1965 y 1975. En los siguientes años,
hasta 1991, trabaja en una serie de acuarelas, dibujos y objetos donde
reinterpreta la obra de Florencio Molina Campos.
Su fecunda actuación internacional, en paralelo a su participación
en el campo local, continúa a lo largo de los años noventa,
participando en la XXI Bienal de San Pablo y la Bienal de La Habana en
1991, y con una muestra individual en Nueva York en 1994, por ejemplo.
En 1996 se lleva a cabo una importante retrospectiva en el Museo Nacional
de Bellas Artes, con obras desde 1960 hasta ese año.
En 1998 realiza en Ruth Benzacar una exposición de obras recientes,
entre las que se encuentran Caballo enfermo, Silla de hueso y la instalación
Valdez; en estas obras continua la reflexión sobre los temas gauchescos
utilizando, por ejemplo, huesos de caballo. En el año 2000 expone
en la misma galería Fitotrón 2, nueva puesta de su instalación
de principios de los setenta.
Otra exposición individual es Circular N° 1 (Daniel Maman,
2002): a través de obra reciente continua indagando en temáticas
y materiales que caracterizan su obra: ranchos –en este caso de
piedra o mercurio– dibujos como Retrato de Don Segundo o 1982/1999/265,
esculturas en hueso que aluden a la cantidad de suicidios de ex-combatientes
en Malvinas producidos desde el fin de la guerra hasta 1999.
Luis F. Benedit Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Oscar
Bony (Posadas, pcia. de Misiones,1941- Buenos Aires, 2002)
Inicia su actividad artística en su provincia natal y, al término
de sus estudios secundarios se radica en Buenos Aires, donde cursa durante
dos años en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”,
y también estudia con Demetrio Urruchúa y Juan Carlos Castagnino.
En 1962 se desempeña como ayudante en el taller de Antonio Berni.
En 1964 es su primera muestra individual en Buenos Aires, en la galería
Rubbers, donde presenta una serie de óleos. En 1965 obtiene la
Faja de Honor en el Salón Ver y Estimar con su objeto Organismo
Vivo, construcción articulada, móvil y sonora de grandes
dimensiones donde, bajo unas mantas de poliuretano se ocultaba un grabador
que emitía ronquidos.
Hacia 1966 se inician sus exploraciones con otros medios; por ejemplo,
en el Instituto Di Tella presenta Fuera de las formas del cine: cuatro
cortometrajes realizados en 16 mm. que abordan la cuestión del
tiempo. Ese mismo año también participa en Homenaje al Vietnam
en la galería van Riel, y en la muestra El objeto en la galería
Vignes, presentando una estructura de forma fálica en poliéster
que produce un fuerte escándalo.
En 1967 obtiene el Primer Premio en el VII Salón Ver y Estimar,
realizado en el Museo de Arte Moderno, con Estructura, instalación
de sesgo minimalista que propone una serie de apariciones y ocultamientos
del recorrido de la misma en el espacio de exhibición. Posteriormente,
en Señal de Obra, en la Galería de las Artes, presenta la
proyección de un ángulo en la pared realizado con hilos
plásticos.
En el marco de las Experiencias Visuales ‘67 en el Instituto Di
Tella propone la obra conceptual 60m2 y su información: un pasillo
cubierto con 60m2 de alambre tejido y un proyector de cine que proyecta
sobre una pared la imagen de un fragmento de alambre, provocando la percepción
de relación o “complementariedad” entre el objeto y
su reproducción visual. Ese mismo año, en la Semana de Arte
Avanzado, presenta una descripción sonora de la galería
Arte Nuevo, surgida de una cinta continua.
En 1968 participa en Beyond Geometry (Center for Interamerican Relations,
New York), con otra instalación. En otra connotada muestra, Experiencias
‘68 en el ITDT, presenta La familia obrera, conformada por tres
personas -padre, madre e hijo- ubicadas en un pedestal compuesto por dos
tarimas. Sobre la plataforma, Bony colocó un cartel que aclaraba
la paga que recibían estas personas por permanecer en exhibición
durante las horas de apertura de la institución.
Inmerso en el momento de reflexión sobre los alcances y replanteos
del arte en relación con la política, Bony deja la práctica
artística entre los años 1969 y 1974; durante ese período
viaja por Europa y Estados Unidos, trabajando como fotógrafo profesional.
A su regreso vuelve a exponer, realizando una muestra individual en Art
Gallery de Buenos Aires: la serie Cielos, “paisajes sin datos temporales”.
En 1977 presenta una serie de fotografías en la galería
Arte Múltiple; el material de esta exposición individual
es incautado por la policía, por tratarse de un contenido “pornográfico”.
Ese año, el artista se radica en Milán, Italia, donde desarrolla
en los siguientes años una prolífica carrera; participa
en muestras individuales y colectivas en distintas ciudades italianas
-Milán, Siracusa, Alessandria- entre las que se destacó
Nuova Imagine, donde Bony presenta instalaciones que incluían objetos
infantiles.
En 1982 participa en la sección “Aperto” de la Bienal
de Venecia. Es la época en la que Bony desarrolla una técnica
de aplicación de mallas de alambre pegadas sobre muros con cera
de colores, que presenta en la exposición L’ombra en la Galleria
Più due Cannaviello.
A partir de esta época, comienza a producir pinturas antagónicas
o instalaciones-comportamiento: dípticos que presentan mensajes
contrapuestos en distintas técnicas con el fin de expresar la discontinuidad
del tiempo y de las actividades contemporáneas.
Su regreso a la Argentina se produce en 1988. Realiza una exhibición
individual en el CAYC donde retoma el tópico de la dicotomía
entre pares de imágenes.
En 1993 presentó De memoria, un conjunto de objetos-instalaciones
que, a partir del trabajo con registros fotográficos y su relación
con objetos reales asociados a su propia historia, planteaba un discurso
sobre las huellas de la memoria. También realiza ese mismo año
una instalación que constaba de una pared de ladrillo y cemento
que atravesaba diagonalmente la sala 11 del Centro Cultural Recoleta,
ocluyendo un virtual “otro lado” como metáfora de la
inaccesibilidad de la información y el sentido último del
gesto artístico.
En 1994, a partir de una discusión de Bony con el director de la
Fundación Banco Patricios, el artista confirma que no es incluido
en la muestra colectiva 90-60-90, y el día de la inauguración
hace circular un panfleto contra el directivo que suscita una amplia repercusión
mediática.
También en 1994 exhibe en Filo la muestra individual Obras de amor
y violencia, donde empieza a indagar sobre el impacto de las armas de
fuego en distintos soportes como metáfora del ejercicio y marcas
de la violencia y el poder, temática en la que se centra en los
siguientes años: en este caso, se trata de vidrios antibala o planchas
de metal de distinto espesor, baleados y enmarcados solemnemente, siguiendo
las reglas museográficas.
En 1995 presenta en la XLVI Bienal de Venecia la performance El límite
donde, durante una navegación en góndola, una mujer desnuda
amamanta a un bebé mientras en el otro extremo de la embarcación
se ubica un ataúd.
En 1996 se inaugura la muestra individual Fusilamientos y Suicidios en
la Fundación Klemm donde retoma la idea del impacto de las balas,
esta vez sobre autorretratos y paisajes fotográficos. A lo largo
del siguiente año es invitado a distintas bienales y eventos internacionales
(Estambul, La Habana, Porto Alegre, Guadalajara).
En marzo de 1998 se realiza una reconstrucción de su instalación
de 1967, 60m2.... en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, junto a
los films de 1966 de Fuera de las formas del cine. Dos meses después,
en la reconstrucción de la muestra Experiencias ‘68 en la
Fundación Proa, se vuelve a presentar una versión “aggiornada”
de La familia obrera.
En agosto de ese año se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes
la muestra individual El triunfo de la Muerte, donde retoma la temática
de la violencia a través de una serie de autorretratos acribillados
a balazos, que también se continúan mostrando en exposiciones
como De memoria-utopías-suicidios (Centro Cultural Parque de España,
Rosario, 1999) o, de manera póstuma, en Arte y política
en los ‘60 (Palais de Glace, 2002) y Ansia y devoción. Imagen
del presente (Fundación Proa, 2003).
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Juan
Carlos Distéfano (Buenos Aires, 1933)
Hijo de inmigrantes italianos. A los 14 años ingresa en la Escuela
de Artes Gráficas y a partir de 1952 estudia en la Escuela de Bellas
Artes Manuel Belgrano. Durante 1954 asiste al taller de Demetrio Urruchúa.
En 1960 -con motivo de cumplir 50 años de actividad industrial-
la empresa Siam Di Tella organiza un concurso de afiches en el que Distéfano
resulta ganador. Inmediatamente es convocado para organizar el Departamento
de Diseño Gráfico del Instituto Di Tella que integró
junto a Rubén Fontana, Humberto Rivas, Roberto Alvarado, Juan Andralis,
Carlos Soler y Norberto Coppola, un equipo de diseño que recibió
reconocimiento internacional.
En 1964 Distéfano expone individualmente por primera vez en la
Galería Riobóo-Nueva. En esta oportunidad se vieron pinturas
en las que primaba la distorsión de las formas y una figuración
libre con arbitrariedad del color.
En 1966 se interesa por el uso de la resina poliéster que empleaba
Pablo Suárez y Emilio Renart. Por estos años realiza relieves
sobre lona, lana de vidrio y poliéster pintado con temple graso
o acrílico. Un ejemplo de esto es su díptico Escalera de
1967.
En 1966 representa a la Argentina en la III Bienal Americana de Arte,
Córdoba, y en el Festival Americano de Pintura, Lima, Perú.
En 1967 Aldo Pellegrini lo convoca para participar en la exhibición
“El surrealismo en la Argentina” realizada en el Instituto
Torcuato Di Tella. Un año más tarde participa junto a David
Lamelas, Emilio Renart y Julio Le Parc en la IX Bienal de San Pablo. Aquí
el envío de Distéfano padeció un intento de censura.
Al año siguiente diseña la publicación del ensayo
de Antonin Artaud, Van Gogh el suicidado por la sociedad, traducido y
editado por Aldo Pellegrini.
Gracias a la beca Francesco Romero, otorgada por la Embajada de Italia,
Distéfano viaja en 1969 a dicho país junto a su mujer, Griselda
Gambaro, y sus hijos. Allí se relaciona con el teatro experimental
de Luca Ronconi y Carmelo Bene. En el mismo año diseña los
títulos de la película Invasión dirigida por Hugo
Santiago sobre una historia de Adolfo Bioy Casares.
En 1970, al cierre del Instituto Di Tella, abre un estudio de diseño
junto a Rubén Fontana donde trabaja hasta 1976. Por esos años
estudia las posibilidades expresivas del poliéster pintado.
A los 43 años abandona el diseño gráfico y se dedica
totalmente a la escultura. En 1976 concurre al taller de Eduardo Audivert
donde se inicia en el aguafuerte.
Durante la década del 70 realiza esculturas que presentan temas
relacionados a la tortura y al clima político del momento. Obras
como El mudo II (1973), Figura acostada o Procedimiento (1972) y Telaraña
II (1975) dan cuenta de ese momento histórico. La Asociación
Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes le compra la obra El Mudo II
para la colección del Museo en el mismo año de su realización.
En 1976 realiza su primera muestra escultórica en Galería
Artemúltiple, las obras anteriormente citadas formaron parte de
esta exposición. Poco tiempo después, a causa de la prohibición
de la pieza teatral Ganarse la muerte de Griselda Gambaro, considerada
de “inmoralidad con trasfondo subversivo”, la familia decide
exiliarse a Barcelona donde reside entre 1977 y 1980. A su regreso expone
en la Galería Jacques Martínez la producción realizada
entre esos años. Una vez instalado nuevamente en la Argentina ejerce
la docencia en la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la
Cárcova” en las cátedras de escultura y dibujo. Por
diferencias políticas renuncia a esta escuela en 1989.
En 1982 abandona la materia traslúcida por volúmenes opacos
de color, tal como puede observarse en su obra Adan.
En la Fundación San Telmo se realiza su primera muestra retrospectiva
en 1991. Por entonces incorpora textos literarios a su obra como personajes
marginales de tiras cómicas. En 1991 se publica Distéfano,
Ed. Banco Tornquist / Crédit Lyonnais, Bs.As. con ensayo crítico
de Elba Pérez, primer trabajo monográfico publicado sobre
el artista. Contemporáneamente la Fundación Antorchas compra
sus obras En un camino, II (1980) y el dibujo Escaleras (1967) para ser
donados a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
La Fundación Konex le otorga el Premio Konex de Platino en 1992.
En 1997 explora la escultura monumental y participa de la exposición
Cantos paralelos (sobre una selección de nueve artistas argentinos)
en el Jack S. Blanton Museum of Art de la Universidad de Texas en Austin,
con curaduría de Maricarmen Ramírez.
Un año más tarde se realiza una exposición retrospectiva
en el Museo Nacional de Bellas Artes con curaduría de Martha Nanni.
En 2000-01 participa de la exposición Heterotopías. Medio
siglo sin lugar: 1918-1968, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,
Madrid, España, y en 2004 de la exposición Inverted Utopias,
Avant-Garde in Latin America en The Museum of Fine Arts, Houston, U.S.A.,
ambas con curaduría de Maricarmen Ramírez.
Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.
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Roberto
H. Elía (Buenos Aires, 1950)
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”
a partir del año 1967.
Desde 1969 su obra se despliega en distintos soportes y técnicas
como dibujos, collages, pinturas y objetos a partir del trabajo sobre
una serie de elementos domésticos recurrentes que resignifica desde
su apropiación: fósforos, clavos, libros, lápices;
dentro de este conjunto, se destacan los broches de madera, ya presentes
en sus trabajos iniciales, como Perros.
En sus primeras obras también aparece el texto con un fuerte protagonismo:
la escritura como gesto y como imagen, vinculada a distintos soportes
cotidianos, como tazas, valijas, marcos, lápices, como en El placer
del texto (1970), Máquina de texto (1972) o Texto sólido
de transporte (1973). En toda la producción de este artista se
imbrica el trabajo con el objeto y una fuerte reflexión conceptual
que, según la crítica, tiene influencias de la hermética,
la cábala, el budismo zen, la literatura y las lecturas de Roland
Barthes y Gaston Bachelard.
En Recuerdos de África (Homenaje a Raymond Rousell) (1969-1970)
ya trabaja con el papel quemado por el fuego, otro de los recursos reiterados
en su producción; el mismo también aparece en las obras
de 1971 con el tema de la rayuela, imagen del juego infantil resignificado
desde la obra de Cortázar.
En paralelo a la plástica, desde principios de los años
setenta realiza su producción como artesano en tapices y objetos
en madera, y trabajando en publicidad.
Desde 1975 frecuentó el taller de escritura e investigación
teórica Grafein, de Mario Tobelem, donde descubre “la especificidad
material del texto, de la palabra”.
A partir de 1977 comienza a participar en algunas muestras colectivas
en la galería Artemúltiple, junto a Víctor Grippo,
Luis Felipe Noé, Felipe Pino, Jorge Pirozzi y Eduardo Stupía,
entre otros. En una de esas exposiciones, que se extienden hasta 1980,
presenta su instalación Desde la resistencia: una serie de papeles
perforados por la acción del calor y que, colgados en una sala
vacía, proyectaban las siluetas de letras en las paredes.
Aunque desarrolla una intensa producción en la década del
setenta, su primera exposición individual recién se inaugura
a fines de 1978, en la galería Ática de Buenos Aires, donde
exhibe una serie de tintas. Posteriormente viaja al exterior, realizando
estadías en Barcelona y Madrid.
En 1980 realiza una muestra en la Fundación San Telmo junto a Jorge
Pietra, segunda exposición del ciclo Jóvenes Valores, donde
exhibe obras de los primeros años setenta.
Desde principios de los años ochenta trabaja con cajas y objetos
varios, como en Texto (1983) o Chien o Lo creativo (1986).
En 1984 comienza a participar en exposiciones colectivas en el circuito
internacional, como Trois aspects du realisme en Argentine, Maison de
l’Amérique Latine de París o Realismo: tres vertientes
en el Museo de América, Madrid. En 1985 viaja a Estados Unidos
al obtener el primer premio de dibujo en el Premio Esso, destinado a artistas
menores de cuarenta años; en esa ciudad produce y vende diseños
de mesas en madera.
En diciembre de 1985 vuelve a exponer en la Fundación San Telmo:
esta vez se trata de un conjunto de objetos, esculturas y pinturas a modo
de retrospectiva de su obra de los años 1980-1985. Una de sus imágenes
recurrentes, la rayuela, es el eje temático del proyecto que desarrolla
en Nueva York en 1986, cuando gana la Beca de la Fundación Simón
Guggenheim. Con posterioridad a esta estadía neoyorkina, Elía
viaja nuevamente a Madrid.
En 1989 participa en la muestra colectiva Mas allá del objeto en
Patio Bullrich de Buenos Aires y en la VII Bienal Iberoamericana del Arte
en el Instituto Cultural Domec de México D.F.; en el mes de noviembre
presenta una muestra en la galería Van Eyck de Buenos Aires donde
expone pinturas en acrílico, objetos y una serie de tintas negras
decoloradas o “quemadas” por la acción del cloro.
Su participación en 1991 en la IV Bienal de Arte de La Habana y
en L’Atelier de Buenos Aires en CREDAC, Ivry-sur-Seine (Francia)
se produce en el mismo año en que interviene en dos muestras colectivas
que en Buenos Aires releen la producción plástica argentina
reciente: Los 80 en el MAM. Instalaciones de 27 artistas y Una visión
de la plástica argentina contemporánea, 1940-1990.
En 1992 realiza su primer exposición individual en el exterior,
en el Salón Decouverte, Galería Mitend de París.
Ese mismo año participa en la muestra colectiva Entre la imagen,
la idea y el objeto en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y obtiene
el Premio único Monocopia en el XXXVII Salón Municipal de
Artes Plásticas “Manuel Belgrano”, siendo también
distinguido por la Fundación Konex como una de las figuras más
importantes de las Artes Visuales argentinas de la década 1981-1991.
En su exposición de 1993 en la galería Ruth Benzacar presenta
la serie Klammer junto a obras como El pincel de fuego (1992) y la serie
El pasajero de la luz (1993), obras sobre papel donde toma la silueta
del broche para aludir a la figura humana, enmarcada por paréntesis.
También en esta muestra expone Mesa, territorio del río
(1991-1993), que Elía fue modificando a lo largo de la exhibición.
El tema de la mesa con distintos objetos es otro de los elementos recurrentes
en su repertorio.
También desde 1993 dicta seminarios de arte en diferentes instituciones
nacionales, entre ellas, la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad
Nacional de Rosario; Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano
Pueyrredón”, Buenos Aires; Casal de Cataluña, Buenos
Aires; Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”,
Buenos Aires.
En mayo de 1995 obtiene la Beca del Fondo Nacional de las Artes en Proyectos
Especiales y el Primer Premio Gunther, organizado por el CAYC; en junio
inaugura con una revisión de su obra el espacio “Proyectos”
que el Museo Nacional de Bellas Artes dedica por esos años a la
“generación intermedia”. Allí presenta pinturas,
objetos y trabajos sobre papel, además de algunos elementos de
su taller exhibidos junto a las obras.
En 1999 realiza la exposición (El Kamino), en Le 19, Centre Régional
d’Art Contemporaine de Montbéliard, (Francia). Casi paralelamente
lleva a cabo en Filo la exposición Jazz, con texto de presentación
de Hugo Mujica. Constó de dos series de trabajos sobre papel, trabajando
nuevamente sobre la materialidad, la significación y el “sonido”
del texto: una de estas series se desarrolla a partir de la frase “para
ordenar la oscuridad en el vocablo” escrita inicialmente sobre un
lápiz. Este conjunto se retoma en su muestra del año 2001
en el Centro Cultural Borges, (para ordenar la oscuridad en el vocablo),
donde también presenta una serie de objetos y dibujos de ese año:
Calamares en su tinta o Para sostener la memoria de los trajes, por ejemplo.
En el año 2003 se realiza una importante exposición antológica
en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, El laboratorio de Roberto
Elía (1969-2003).
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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León
Ferrari (Buenos Aires, 1920)
Recibido de ingeniero en el año 1947, este artista autodidacta
comienza a exponer a mediados de los años cincuenta esculturas
en madera, yeso, metal y cerámica; en 1959 inicia sus trabajos
en alambre.
En 1963 da comienzo a una serie de “dibujos escritos” donde
indaga sobre las vinculaciones entre el discurso visual, el poder de la
palabra y la imagen, y que constituye una de las líneas de la producción
de este artista; entre estas obras se encuentra la serie de tintas Carta
a un general. En 1964 publica en Milán sus dibujos en Escrito en
el aire, con poesías de Rafael Alberti, el primero de una sucesión
de sus “libros de artista” que se extiende hasta la presente
década.
También en 1964 realiza otra serie de escrituras donde los trazos
del dibujo se vinculan al significado de la palabra, proponiendo así
una lectura de la relación entre texto e interpretación.
En Swish and swallow incluye material de prensa con un escrito comentándolo,
o las copias manuscritas de notas periodísticas para evidenciar
la diferencia de decodificación entre el texto original y la copia.
En esta serie -reunida luego en el libro Cuadro Escrito- ya aparece una
primera referencia crítica al cristianismo.
En 1965 presenta en el Premio Di Tella un conjunto de obras que denuncian
las acciones norteamericanas en Vietnam y República Dominicana:
una representación del bombardeo de una escuela vietnamita, recortes
de noticias aparecidas en los diarios sobre estas acciones bélicas,
otra obra con catorce aviones desplegándose, en alusión
a los catorce votos de la OEA como aval para la invasión norteamericana
en Santo Domingo y, la obra más polémica, La civilización
occidental y cristiana, un Cristo de santería “crucificado”
sobre un bombardero norteamericano. Jorge Romero Brest, director del ITDT,
hizo descolgar la obra de la sala y se produjeron intensos debates en
torno a la misma.
Ferrari fue uno de los más activos gestores de acciones y exposiciones
colectivas de carácter político de los sesenta: desde la
inicial Homenaje al Vietnam en 1966, donde es co-autor del texto de presentación,
Homenaje a Latinoamérica en 1967, la destacada Tucumán arde
-llevada a cabo en 1968 por un numeroso grupo de artistas de vanguardia
de Rosario y Buenos Aires y exhibida en las sedes de la CGT de los argentinos
de ambas ciudades- hasta Malvenido Mister Rockefeller, de 1969.
El “collage literario” Palabras ajenas, una selección
de textos de Johnson, Hitler, extractos del Nuevo Testamento, etc, puestos
en vinculación para producir un alegato en contra de la guerra
del Vietnam, fue editada por Ferrari en 1966; como obra teatral, fue representada
en Londres en 1968 y en Buenos Aires en 1973.
En el II Certamen Nacional de Investigaciones Visuales de 1971, donde
concursan varias obras de abierto contenido político -y finalmente
se censura a dos de los premios mayores- Ferrari presenta El calendario
de la Casa Rosada, una hoja en blanco con instrucciones para que cada
día se escribieran o pegaran noticias sobre la represión:
esta obra no fue aceptada por el jurado.
En el Contra-salón de 1972 reproduce el aviso de un carro de asalto
oficial diseñado para reprimir manifestaciones, donde se argumenta
en términos publicitarios sobre las ventajas del producto; este
anuncio aparece reproducido en la revista Ramparts, la misma publicación
que reprodujera los afiches realizados en ocasión de la muestra
Malvenido Mister Rockefeller.
Entre 1972 y 1976 forma parte del Foro por los Derechos Humanos y del
Movimiento contra la Represión y la Tortura.
De 1976 data Nosotros no sabíamos, colección de noticias
periodísticas sobre la represión en la Argentina. Ese mismo
año se exilia en San Pablo, Brasil, donde vive hasta 1991.
Su producción en el campo artístico brasileño es
prolífica, participando con sus obras cada vez más activamente
en el circuito de exhibición internacional desde la década
del ochenta, y hasta la actualidad.
En los primeros años del exilio retoma el trabajo de esculturas
metálicas y explora las variables experimentales de la gráfica.
Ferrari es uno de los precursores en el uso de la máquina fotocopiadora
o xerografía y la heliografía como, por ejemplo, en sus
series de grandes planos reproducidos en heliografía y donde incorpora
patrones de dibujos para arquitectura o figuras de Letraset, realizadas
entre 1980 y 1982; esta serie fue expuesta en 2003 en el Museo de Arte
Moderno de Buenos Aires.
También incursiona en el circuito internacional de arte correo
y trabaja en distintos libros de artista que compilan sus trabajos gráficos,
agrupados por ejes temáticos: por ejemplo, el libro Hombres, con
dibujos de 1979, editado en 1984 (200 ejemplares numerados).
En Brasil retoma el tema político religioso con collages sobre
la Biblia, donde vincula y yuxtapone heterodoxas y provocativas imágenes
a las de la iconografía católica. También inicia
en 1985 una serie de instalaciones donde distintas aves son colocadas
en jaulas, defecando sobre imágenes del Juicio Final de Miguel
Ángel; estas obras fueron exhibidas en San Pablo, Nueva York y
Buenos Aires, donde también expuso La Justicia, que consta de una
gallina deponiendo sobre una balanza. Estas obras son retomadas en otra
serie que realiza desde fines de la década del noventa.
En 1989 fue uno de los organizadores de la muestra-libro NO al indulto,
obediencia debida, punto final.
A su retorno a Buenos Aires, en 1991, continua realizando obras donde
cuestiona la vinculación entre discurso religioso y política.
En 1992 presenta en la muestra Surrealismo Nuevo Mundo un homenaje al
preservativo; el artista sostenía en esa época que “frente
a la campaña que la Iglesia está haciendo contra el uso
del preservativo en la lucha contra el Sida, se dedica un homenaje o desagravio
al condón”, y exhibe botellas y frascos con preservativos
y objetos varios. Ese mismo año presenta la ponencia, “Conquista
y religión” en el marco de las IV Jornadas del Centro Argentino
de Investigadores de Arte (CAIA); posteriormente, Ferrari continuará
presentando trabajos de corte teórico en distintos ámbitos
académicos, siempre en torno a la vinculación entre religión,
poder y violencia.
En el libro Exégesis, “collage literario” de 1993 que
retoma la idea presentada en Palabras Ajenas, presenta una sucesión
de ideas que repiten distintos personajes que van apareciendo y desapareciendo
de las escenas.
En 1994 realiza una serie de maniquíes con textos manuscritos (fuentes
bíblicas, poemas de Borges) donde retoma la idea del trabajo sobre
la materialidad de la escritura.
En 1996 fue uno de los organizadores de la muestra-libro XX años
e ilustró la edición del Nunca Más de la Conadep
publicada por el diario Página 12 en fascículos, imágenes
reeditadas posteriormente en La bondadosa crueldad (Editorial Argonauta,
2000).
La serie de escritos en Braille se inicia en 1997: allí superpone
textos bíblicos en Braille sobre reproducciones de imágenes
de cuerpos, fragmentos eróticos o elementos de tortura; en otros
casos utiliza este tipo de escritura táctil para inscribir poemas
de Borges sobre fotografías de desnudos tomadas por Man Ray, por
ejemplo.
En 1998 participa en Identidad, instalación colectiva que apunta
a una reflexión sobre la identidad y la actualidad de los hijos
de desaparecidos.
Las obras de crítica religiosa se suceden en la muestra presentada
en el ICI en el año 2000 Infiernos e idolatrías y L’osservatore
romano, de 2001, en Sylvia Vesco galería de arte.
En 2004, la exhibición de Escrituras, en Ruth Benzacar, y la importante
exposición retrospectiva de su obra en el Centro Cultural Recoleta,
constituyen los más recientes reconocimientos a la trayectoria
de este destacado artista.
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Norberto
Gómez (Buenos Aires, 1941)
Estudia en la Escuela de Bellas Artes “Manuel Belgrano” entre
1954 y 1956, año en que abandona sus estudios formales. En estos
tiempos, trabaja en el rubro de la decoración comercial y publicitaria.
Entre 1965 y 1966 viaja por Europa; en París trabaja en el taller
de Julio Le Parc. A su regreso a Buenos Aires, inicia una serie de construcciones
geométricas en madera esmaltada en blanco opaco y negro brillante:
el juego de las luces y sombras se vincula a la indagación sobre
la relación y desarrollo de las formas en el espacio.
En 1967 comienza a exponer públicamente: en ese año coinciden
su primera muestra individual Geometrías en la galería Arte
Nuevo y su participación en el Premio Ver y Estimar, espacios de
exhibición que reitera al año siguiente, presentando obras
donde el carácter geométrico e inorgánico aparece
disuelto en sucesivas modificaciones de las formas.
A principios de los años setenta abandona la producción
artística; su siguiente exposición individual la realiza
en 1976, en la galería Carmen Waugh de Buenos Aires: presenta un
conjunto de cuerpos geométricos realizados en madera y yeso pintados
con lacas sintéticas; la solidez de los cuerpos se modifica a partir
de torsiones o movimientos en el espacio que se van “disolviendo”
o “ablandando”. Con un conjunto de esta misma serie, Gómez
obtiene ese año el Premio De Ridder de escultura.
A partir de 1977, y durante los años coincidentes con la dictadura
militar, Gómez indaga sobre la representación de tripas
y vísceras anudadas; posteriormente, en dramáticos restos
orgánicos y cuerpos quemados, torturados. Estas exploraciones temáticas
coinciden con su inicio en el uso de la resina poliéster coloreada.
La primera vez que exhibe una de estas representaciones de vísceras
es en la galería Ruth Benzacar, en la exposición colectiva
Once espacios de 1977.
Un conjunto más abarcativo de esta serie es exhibido a fines de
1978, en Arte Nuevo. El texto del catálogo corresponde a Víctor
Grippo, quien concluye que: “al impecable gesto constructivo, [Gómez]
añade el seccionamiento, también como gesto, reiteración
cotidiana, abuso cotidiano del dolor”; en este caso, las palabras
de Grippo sumaban sentidos al brutal discurso de las esculturas, en momentos
históricos donde el horror era protagonista.
Al año siguiente continua su indagación sobre la representación
biomórfica en una sucesión de esqueletos, dentaduras y masas
de entrañas en las “parrillas” que, por ejemplo, exhibe
en Valparaíso, Chile. A su vez, participa frecuentemente en diversas
exposiciones colectivas en Buenos Aires.
Asimismo, en 1979 comienza su participación en la serie de exposiciones
de La Post-figuración, organizadas por Jorge Glusberg, donde también
se incluyen Jorge Álvaro, Mildred Burton, Diana Dowek, Alberto
Heredia y Elsa Soibelman.
En 1980 exhibe en el Estudio Giesso otro aspecto de la serie de esqueletos
y vísceras realizados con espuma de poliuretano y fibra poliéster.
En los siguientes años continua participando en muestras nacionales
y en bienales y eventos internacionales (Tokio, Montevideo, Medellín).
En 1982 recibe el premio de la Asociación Argentina de Críticos
al Artista del año y el CAYC organiza una exposición individual
que incluye su obra de los últimos años.
La muestra Anuncio y Asunción en la galería Tema, en 1983,
representa el cierre del ciclo de obras donde explora, en palabras de
Ricardo Martín-Crossa, la “imaginación de lo lacerado.
Frente a la acumulación de materia orgánica violentada no
puede no surgir en nosotros una preocupación que signa a nuestro
tiempo: miedo de seres acosados por la magnitud de su propia potencia
depredadora”. A esta serie corresponde una impactante representación
de una crucifixión de restos humanos. Ese año también
participa en la muestra colectiva Confrontaciones, en el Museo Nacional
de Bellas Artes, junto a Jorge Álvaro, Hugo de Marziani, Hugo Sbernini
y Jorge Tapia, entre otros.
En 1984, en la muestra Por amor al arte en Tema, retoma por última
vez el trabajo en poliéster para realizar un conjunto de custodia
eucarística, pira y látigo que, aludiendo a la represión
y el poder, anticipan la siguiente serie de las armas de grandes proporciones
realizadas en cartón policromado. Se trata de un conjunto de clavos,
cepos, grilletes, espadas, etc., que son presentados en 1985 en la galería
Vea de Buenos Aires.
Norberto Gómez... Ocho años..., se expone en 1986 en el
Museo Municipal de Artes Plástica “Eduardo Sívori”,
a modo de balance de su obra desarrollada durante la dictadura militar.
Al año siguiente comienza a trabajar en yeso: a esta época
corresponde Las manos del propio artista.
En 1990 inaugura una muestra individual en Ruth Benzacar, donde exhibe
esculturas que combinan figuras humanas “desorbitadas”, animales
y fragmentos arquitectónicos en un discurso que oscila entre lo
fantástico y lo paródico.
En octubre de 1995 se realiza la importante retrospectiva Norberto Gómez,
veinte años en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, que constituye
uno de los sucesos del año en materia de exposiciones. En los años
siguientes participa en distintas muestras colectivas, como Puente Aéreo
II en el Museo de Arte Contemporáneo, Universidad de Chile, Santiago
de Chile, 1996, Otro mirar. Arte argentino contemporáneo, en Barcelona,
1997 o la “mega exposición” Siglo XX Argentina, Centro
Cultural Recoleta, en 1999.
Con sus Torres de la memoria, donde retoma la idea de la representación
de la represión a partir de un objeto de tortura “medieval”,
participa en el Concurso Internacional “Parque de la Memoria”
de 1999, siendo uno de los cuatro argentinos especialmente invitados por
“su trayectoria artística y su compromiso con los Derechos
Humanos”.
En octubre del año 2000 presenta una muestra individual en la galería
Ruth Benzacar: una serie de figuras broncíneas y distintos elementos
de la retórica del monumento con la que, a partir de su representación
con una mirada absurda e inquietante, reflexiona sobre algunos aspectos
retóricos de la construcción de la historia. Ese mismo año
obtiene el Premio a la trayectoria de la Asociación Argentina de
Críticos de Arte; dos años más tarde, recibe el Premio
Konex.
En abril de 2003 inaugura Ejercicios materiales 1978-1983 en Daniel Maman
Fine Arts, Buenos Aires, donde presenta un conjunto de obras que, en palabras
del artista “habían estado tan ocultas y silenciosas... Respondieron
al presente que fueron creadas y ahora, con el paso del tiempo, nos hablan
de lo que fuimos y de lo que somos. Significan un momento, importante
de mi trabajo, que es siempre tránsito, carne y lenguaje.”
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Víctor
Grippo (Junín, pcia. de Buenos Aires, 1936 - Buenos Aires, 2002)
Este artista, uno de los principales referentes del conceptualismo argentino,
estudia Química en la Facultad de Farmacia y Bioquímica
de la Universidad de La Plata, donde también ejerce la docencia
en esta especialidad durante unos años.
Su primer exposición se realiza en Tandil, en 1958. Durante los
primeros años de su carrera artística desarrolla una figuración
expresiva que deriva, hacia 1963, en obras abstractas de base geométrica.
En Buenos Aires se relaciona a mediados de la década con Emilio
Renart, Kenneth Kemble y Enrique Barilari, con quienes inaugura en la
galería Vignes Investigación sobre el proceso de la creación
en 1966; ese mismo año realiza su primera muestra individual en
esta ciudad, presentando un conjunto de pinturas en la galería
Lirolay. En este mismo espacio expone dos años después Entre
la simetría y el diseño, cuadros abstractos realizados con
esmalte sintético.
A fines de los años sesenta comienza a realizar objetos tridimensionales
cinéticos donde enfatiza el mecanismo interno del funcionamiento
de las máquinas, serie que luego fue destruida. La inclusión
de su maqueta Cubo en 1969 en la VI Biennale des Jeunes de París
es su primera participación en el circuito artístico internacional.
Ese mismo año comienza a participar en el CAYC y a partir de 1971
en el Grupo de los Trece.
Analogía I, de 1971, inicia su serie de trabajos donde utiliza
la papa como fuente generadora de energía y como analogía
de la conciencia, presentada entre electrodos y definiciones conceptuales.
En esta obra ya aparece una de sus constantes: el uso de elementos cotidianos
que, tensionados desde la lectura “científica”, son
objeto de una profunda interpretación simbólica.
Exhibida en Arte de Sistemas I, en el Museo de Arte Moderno de Buenos
Aires y donada en 1974 al Museo Nacional de Bellas Artes, en Analogía
I cuarenta papas son colocadas en un tablero compartimentado e intervenidas
con electrodos de cobre y zinc, generando una corriente eléctrica
es medida por un voltímetro que puede ser pulsado por el espectador.
En 1972 participa en el Premio Acrilicopaolini, donde obtiene el Segundo
Premio por Analogía IV, mesa dividida con un sector de mantel de
tela blanca, con un plato con papas y cubiertos “reales” y
otro similar pero de fondo negro y el contenido realizado en acrílico
transparente. Retomado desde distintos materiales, el tópico de
la mesa también va a atravesar las propuestas de Grippo hasta sus
últimas producciones.
También en el año 1972 participa en la muestra colectiva
en la plaza Roberto Arlt, Arte e ideología. CAYC al aire libre,
donde presenta Construcción de un horno popular para hacer pan
realizado con Jorge Gamarra y A. Rossi: desde el acto de hornear y distribuir
el pan apuntaban a recuperar un connotado ritual comunitario.
En 1976 presenta en la galería Artemúltiple Algunos oficios,
donde reúne elementos y herramientas vinculados al trabajo del
albañil, herrero, horticultor, carpintero y picapedrero. Ese mismo
año realiza su primera “valijita”, Valijita de un marchand;
en esta serie encierra objetos diversos para aludir a distintos personajes
u oficios. Este formato será utilizado por el artista hasta fines
de esta década, y reelaborado en sus posteriores series de cajas.
En 1977 obtiene como integrante del Grupo de los Trece el Gran Premio
Itamaraty en la XIV Bienal de Sao Paulo por Signos en ecosistemas artificiales.
También presenta una segunda versión de Analogía
I en su muestra individual en CAYC Víctor Grippo, conciencia de
la energía. En este caso las papas cableadas se encuentran distribuidas
sobre una mesa cubierta con un mantel blanco junto a una silla. Esta serie
de analogías culmina con La papa dora la papa, la conciencia ilumina
la conciencia, expuesta en 1978 en San Pablo.
Junto a Roberto Elía, Luis Felipe Noé, Eduardo Stupía
y Felipe Pino, entre otros, participa también en 1978 en una muestra
en Artemúltiple donde presenta Tabla, mesa de madera sobre la que
escribe con tinta -y reproduce fotográficamente dentro de un cajón-
un relato sobre sus posibles usos e historias.
En esta misma galería expone en 1980 Vida, muerte y resurrección
donde, en una vitrina de vidrio, presenta un conjunto de pares de cuerpos
geométricos de plomo, uno de los cuerpos del par relleno con porotos
en proceso de germinación que, con el tiempo, hacen explotar las
formas inicialmente cerradas.
En 1983 presenta su siguiente muestra individual, Frate Focu (Hermano
Fuego), en la galería Arte Nuevo, donde expone doce cajas de madera
y vidrio conteniendo paneles realizados en yeso patinado, plomo y grafito
a los que agrega elementos como ramas de rosal, pan, un crisol; allí
reflexiona sobre el sentido simbólico del fuego, “como símbolo
de espiritualización y transformación, como parte de la
naturaleza manejada por el hombre”, según el artista.
Las cajas de la serie Equilibrio, iniciadas en 1985, combinan elementos
de la construcción y la geometría, como plomadas suspendidas
por un hilo, nivel, planos y cuerpos geométricos. Reelabora esta
serie en los noventa, proponiendo una nueva versión con la serie
Desequilibrios.
En 1988 se realiza la retrospectiva Víctor Grippo: Obras 1965-1987
en la Fundación San Telmo. Al año siguiente presenta sus
obras recientes en la muestra Cercando la luce, en la galería Álvaro
Castagnino. Se trata de un conjunto de yesos con los que desarrolla una
“escenografía” con distintos personajes y acciones.
Desde principios de la década del noventa, la obra de Grippo adquiere
una notable repercusión en el circuito internacional de exposiciones,
interviniendo en muestras colectivas en distintas ciudades europeas y
norteamericanas. En Buenos Aires presenta en 1991 en el ICI La comida
del artista (Puerta amplia-mesa estrecha): ubicada a continuación
de una puerta blanca, una mesa larga y angosta es soporte para unos platos
que contienen maíz quemado, huevo dorado, comida seca; sobre la
pared, un texto que alude al recurso extremo de la geofagia, o práctica
de comer tierra cocida.
En este año retoma el tema de la papa en su obra Tiempo: conectada
a un reloj digital y acompañada por un texto de Dostoievsky en
ruso y en su traducción al castellano, apunta a la idea de analógico/digital.
En 1994 realiza Mesas de trabajo y reflexión para la V Bienal de
La Habana: la instalación consta de unas mesas iluminadas por unos
tenues focos eléctricos; cada una de ellas tiene inscripciones
y frases de intelectuales latinoamericanos, junto con materiales como
yeso, arcilla o maíz. El tema de la mesa es retomado en Mesas esperando,
instalación presentada en 1998 en el sector Roteiros de la XXIV
Bienal de San Pablo.
En 1995 se realiza una retrospectiva de su obra en Ikon Gallery de Birmingham
y el Palais de Beaux-Arts de Bruselas.
El 28 de abril de 2001 se inaugura en Ruth Benzacar su última exposición
individual, donde presenta un conjunto de sus cajas blancas, objetos como
El tiempo de trabajo y su serie Anónimos, una cincuentena de piezas
antropomórficas realizadas en yeso patinado, agrupadas en conjuntos
impares en vitrinas. Durante este año realiza los preparativos
para su envío de cuatro mesas para la Documenta 11, conjunto que
se presentará finalmente de forma póstuma en 2002. Ese año
le fue otorgado, también póstumamente, el premio Konex de
Brillante.
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Alberto
Heredia (Buenos Aires, 1924- 2000)
Aunque estudió algunos períodos dentro del sistema de escuelas
de arte y en talleres, este escultor se definió como “autodidacta
por principio”.
En 1948 toma contacto con los artistas concretos Claudio Girola y Emio
Iommi, a cuyo taller asiste desde 1952. El conocimiento del arte concreto
deviene en una modificación de su obra, ya que deja de lado la
figuración y el modelado por la abstracción formal, trabajando
en yesos constructivos y con alambres de hierro.
A partir de 1955 participa de muestras colectivas; su primera exposición
individual es en 1960. A fines de ese año viaja a Europa, donde
se relaciona con artistas informalistas como los integrantes del grupo
español El Paso; en París se encuentra con Alberto Greco,
con quien realiza algunos vivo-dito.
En esta ciudad, en 1962, inicia su famosa serie de 16 Cajas Camembert,
que presenta al año siguiente en la galería Lirolay de Buenos
Aires y posteriormente en la muestra El surrealismo en la Argentina, organizada
por Aldo Pellegrini en el Instituto Di Tella. El heterogéneo contenido
de restos de huesos, objetos, muñequitos rotos, cabellos, materia
corrompida, etc. aparece al espectador cuando éste abre la caja
que los contiene.
El trabajo con materiales toscos y objetos encontrados que ironizan sobre
la sociedad de consumo, desarrollados en series temáticas, constituye
una de las características de su obra provocativa. Durante los
años sesenta realiza diversas series: hacia 1964, Los Castillos
y Los Carritos, esculturas realizadas con materiales burdos -madera, cartón,
telas- como una “imaginería del desecho”; en 1967 inicia
Los Embalajes, que desarrollará hasta 1973, y en 1968 comienza
las Cajas Palabras que, realizadas en acrílico, contienen frases
del Mayo francés o de autores clásicos.
En 1971 participa en la muestra El artista y el mundo del consumo, en
Carmen Waugh, junto a Aldo Paparella, Libero Badii, Horacio Coll y Enio
Iommi y en el Salón Objetos útiles e inútiles con
Acrilicopaolini obtiene el primer premio a los Objetos Inútiles
por su Caja en transparencia.
Ese mismo año recibe el tercer premio por su obra Construcción
en el convulsionado II Certamen Nacional de Investigaciones Visuales,
pero en protesta ante la censura ejercida en dicho evento, Heredia renuncia
a su distinción. Al año siguiente, participa con sus cajas
en el Contra-salón en la Sociedad de Arquitectos, multitudinaria
muestra organizada por algunos artistas como impugnación al oficial
LXI Salón de Artes Plásticas.
En 1972, en el contexto de la muestra en Carmen Waugh que repasa su obra
desde 1963, Heredia presenta la serie de Engendros: madera, cartón
y alambre estructuran andamiajes donde se insertan figuras conformadas
por yesos ortopédicos. Los años 1972-1974 también
son el marco para el desarrollo de las series de Las lenguas, Los amordazamientos,
Los sexos y Los embalajes, donde prótesis dentales, materiales
de desecho, vendas, maderas se combinan con objetos de diversa procedencia
para conformar connotadas representaciones de la violencia de esos tiempos.
Estas series son exhibidas en 1974 en Carmen Waugh, en la muestra De lenguas...
y otras cosas más, donde aparecen instaladas en una mesa cubierta
con césped y apoyada sobre caballetes.
Por esta época también inicia la serie de Ángeles,
donde retoma elementos iconográficos de la Pasión, como
la corona de espinas y la lanza, y que continúa hasta fines de
esa década. Hacia 1974 realiza una serie de Crucifixiones y también
una serie de monumentos, como El San Martín, donde parodia la tradición
del monumento ecuestre a partir de la deformación de la iconografía
tradicional, el uso de la materia y el color rojo saturado. Ese mismo
año es amenazado por la Triple A, por lo cual se refugia en Uruguay
durante dos meses.
A su regreso en 1975 inicia la serie de las Copas Melba. En mayo de 1977
expone en Art Gallery International-Víctor Najmías la serie
de dibujos del año anterior Ricky y el Pájaro y El caballero
de la máscara que, instalados alrededor de las dos esculturas homónimas,
conformaban un recorrido narrativo sobre la fusión entre hombre
y animal.
En 1978 exhibe su primer ropero en una muestra en Artemúltiple:
El ropero MC o de la novia, donde a partir de objetos y ropa variada presentados
de forma casi escenográfica, construye un relato sobre un personaje.
Ese mismo año participa en Esculturas para la ciudad, organizada
por Ennio Iommi, que incluye a distintos escultores nucleados a partir
de su común alejamiento de los cánones tradicionales de
la disciplina.
Al año siguiente expone su Serie Plateada, donde distintos objetos
-”roperito”, mesa de luz, perchero, muebles usados- son cubiertos
con este color que resignifica su connotación cotidiana. La estrategia
estético-simbólica del plateado de estos objetos comunes
es retomada en la serie de Los muebles, expuesta en 1980.
Desde 1979 empieza a participar en la serie de exposiciones que bajo la
denominación La Post-figuración fueron organizadas por Jorge
Glusberg, quien también convocó a Jorge Álvaro, Mildred
Burton, Diana Dowek, Norberto Gómez y Elsa Soibelman. En una de
estas muestras, que tuvo lugar en las Jornadas de la Crítica ‘80,
en la galería del Retiro, presenta su impactante Niños envueltos
a la Heredia, una feroz performance donde parodia el discurso científico
en vinculación al sometimiento del cuerpo en tanto metáfora
de la violencia social y del poder.
A principios de la década del ‘80 desarrolla la serie de
Los juguetes y de Los tronos; en esta última, presenta estructuras
que soportan distintos tipos de sillas donde se instalan figuras con objetos
diversos. Por estos años, por iniciativa de Luis Wells, comparte
el espacio del taller junto con otros pintores y escultores como Gorriarena,
Smoje, Grippo, Kemble, Suárez y Renzi en un edificio de Osvaldo
Giesso: Cangallo 1227.
Con el regreso de la democracia, inaugura una revisión de su obra
de 1970-1984 en una muestra individual en la Fundación San Telmo.
Durante esta década continua trabajando en distintas tensiones
y parodias entre iconografía, materia y color en relación
a los tópicos de la muerte y la violencia: Chernobyl (Gran Premio
de Escultura en la Bienal de la Fundación Fortabat, 1986), Alejandro,
cuidado con los platos o la serie sobre San Sebastián (presentada
en 1990) son ejemplos en este sentido.
Expone su serie de los Juguetes en el ICI en 1992 y en 1995 se propone
un repaso de sus obras de los años ‘80 en la muestra Algunas
metamorfosis en la galería Ruth Benzacar.
En 1998 se realiza una importante retrospectiva en el Museo de Arte Moderno
de Buenos Aires; ese año la Asociación Argentina de Críticos
de Arte le otorga el Premio a la Trayectoria artística.
Junto a la producción de Antonio Berni, Juan Carlos Distéfano,
León Ferrari, Víctor Grippo, Rubén Santantonín,
Pablo Suárez y Jorge de la Vega, su obra participa en la muestra
circulante Cantos paralelos. La parodia en el arte argentino contemporáneo,
que se comienza a exhibir en 1999 el Jack S. Blanton Museum of Art, The
University of Texas at Austin.
Luego de su muerte, en 2002 le fue otorgado el Konex de Honor, reconocimiento
póstumo a las grandes figuras del arte nacional. Al año
siguiente se realizó la exposición Alberto Heredia por cinco
coleccionistas, en Centro Cultural Borges.
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Jorge
Macchi (Buenos Aires, 1963)
Egresa de la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”
en 1987 con el título de Profesor Nacional de Pintura.
Artista que frecuentemente ha sido definido por la crítica como
neoconceptualista, comienza a exponer a mediados de los años ochenta
en distintas muestras colectivas. Por esos años integra el llamado
Grupo de la X, con el que se presenta en el Museo Castagnino de Rosario
y en el Museo Sívori de Buenos Aires.
En 1989 realiza su primera muestra individual: Pinturas y retablos de
fines del siglo XX en la galería Alberto Elía. Ya desde
esta época, presenta uno de los ejes conceptuales que atraviesa
su producción: la tensión entre la dimensión de lo
“artístico” y lo “real” a partir del quiebre
de la lógica cotidiana. En 1990 obtiene el Primer premio en pintura
en el Premio Fundación Mundo Nuevo.
Su siguiente exposición individual, en 1991, en la Fundación
Banco Patricios de Buenos Aires consta de pinturas, objetos e instalaciones;
ese mismo año participa en la muestra colectiva Los 80 en el MAM.
Instalaciones de 27 artistas, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
y Una visión de la plástica argentina contemporánea,
1940-1990, en el Patio Bullrich.
Paralelamente, realiza sus primeras presentaciones internacionales en
las muestras colectivas Feria Decouvertes en el Grand Palais de París
y en L’Atelier de Buenos Aires, CREDAC, Ivry-sur-Seine. También
en 1991 es invitado a la Bienal de Pintura de Cuenca, (Ecuador) y recibe
el subsidio a la creación artística de Fundación
Antorchas.
Su primer muestra individual en el exterior es en 1992, en la galería
Francois Mitaine, París: una instalación de objetos y Herramientas
místicas que remiten a la arquitectura gótica, reproducidos
sobre materiales cotidianos y vulgares, como metales oxidados y trapos
de piso.
En 1993 presenta una exposición individual en el Casal de Catalunya
de Buenos Aires y recibe el Primer Premio en el Premio Braque de escultura,
expuesto en la Fundación Banco Patricios, distinción que
le posibilita estudiar en la Cité des Arts en París, la
primera de una serie de clínicas o residencias en Europa.
En 1994 presenta la muestra individual 32 morceaux d’eau en Galería
Jorge Alyskewycz, París y al año siguiente presenta en el
ICI de Buenos Aires un conjunto de objetos cotidianos cuya utilidad aparece
“redefinida” desde el uso del material empleado en su construcción.
Searching south, two southamerican artists, en la John Hansard Gallery
de University of Southampton, junto a Arturo Duclos, es su primer exhibición
en Inglaterra.
Viaja a Rotterdam en 1996, gracias a una beca del Rotterdam Art Council
y Duende Artist Initiative, donde presenta Extremely recent works y realiza
la composición fotográfica Accident in Rotterdam.
Durante su estadía en Delfina Studios de Londres, en 1996-1997,
elabora la idea de la instalación Incidental Music, que presenta
en 1998 en la University Gallery, University of Essex (Inglaterra) y en
la galería Ruth Benzacar. Allí propone una lectura en torno
a los tópicos de la violencia, los accidentes y la muerte: tres
paneles pegados en la pared conforman “pentagramas en blanco”
con líneas compuestas por recortes de noticias de periódicos
sobre muertes de personas en circunstancias violentas. A partir de los
espacios en blanco que separan cada noticia, se compuso una música
que se puede escuchar a través de auriculares suspendidos en la
sala.
También en 1998 expone junto a Gustavo Romano Evidencias circunstanciales
en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde presenta 6 historias
de amor. Asimismo, recibe el Premio al artista joven del año de
la Asociación Argentina de Críticos de Arte.
Por esta época comienza su trabajo con escenografías teatrales,
a partir de su participación en el Taller de experimentación
escénica de la Fundación Antorchas; desde entonces, Macchi
realiza escenografías para obras de Rafael Spregelburd, Daniel
Veronese y Alejandro Tantanián, entre otros.
En 1999 presenta un proyecto en el Concurso Internacional “Parque
de la Memoria” para la construcción en Buenos Aires de un
Monumento en Homenaje a los detenidos desaparecidos y asesinados por el
terrorismo de Estado en la Argentina. Allí presenta Posdata, donde
alude a “la ausencia de un lugar donde comunicarse simbólicamente
con el que desapareció”. Se trata de un proyecto donde un
buzón blanco, sin inscripciones ni textos, y cuya puerta está
soldada, se comunica con una cámara subterránea aislada
de la tierra, que permite recibir y conservar las cartas que eventualmente
se introducen en el buzón, pero que no se pueden sacar ni leer.
Obtiene el Primer premio en el Premio Banco de la Nación Argentina
en 2000; al año siguiente realiza una muestra individual en Le
19, Centre Régional d’Art Contemporain Montbéliard
y obtiene el John Simon Guggenheim Memorial Foundation Fellowship.
También en 2001 presenta la instalación Nocturno en el Centro
Cultural Recoleta: “sesenta esferas de luz, blancas con cruces verdes
como las que anuncian la presencia de una farmacia, configuran una constelación
en la bóveda [de la sala 9]”, según el proyecto del
artista.
En 2002 presenta Fuegos de artificio, en Ruth Benzacar; entre otras, expone
Ornamento, The speakers’ corner y Anatomía I -esquema extractado
de una enciclopedia médica, donde aparecen los nombres y ubicación
de arterias y venas conectadas con líneas- junto a 46 pequeñas
aguadas de 1996 que juegan con la idea del “oficio” y el lenguaje
del artista visual. Ese año le es otorgado el Premio Konex de Platino
a la producción en técnicas mixtas del quinquenio 1997-2001.
A fines de 2003 llega a Buenos Aires la muestra El final del eclipse.
El arte de América Latina en la transición al siglo XXI,
donde participa la videoinstalación de Macchi Víctima serial
(2000): una selección de distintos textos publicitarios urbanos
(carteles, graffitis, pantallas) que conforma un discurso “collage”
sobre la “rabia” y la “sangre” y las “víctimas”.
Asimismo, participa en A Parasite Showing con El navegante, esquema de
un esqueleto móvil formado por los nombres de los diferentes huesos,
suspendidos con tanzas transparentes y que entrechocan, a modo de “fantasma”
suspendido en el barco-espacio de exhibición.
Entre noviembre de 2003 y enero de 2004 presenta Buenos Aires tour en
Espacio Distrito cuatro de Madrid, instalación que también
exhibe en la VIII Bienal de Estambul. Se trata de un recorrido por Buenos
Aires definido a partir de las líneas de rotura de un vidrio sobre
un mapa de la ciudad; conjuntamente, se edita el libro de artista homónimo.
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Cristina
Piffer (Buenos Aires, 1953)
En 1976 egresa de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos
Aires y desde 1984 realiza estudios sobre teoría y práctica
visual.
Desde 1994 participa en exposiciones colectivas como A E I u O, en el
Centro Cultural Recoleta, y en distintos concursos. En 1997 obtiene el
4° premio adquisición en la II Bienal de Arte de Bahía
Blanca, organizado por el Museo de Arte Contemporáneo de esa ciudad
y participa en la muestra colectiva Anna Frank, un símbolo, en
ese mismo museo, muestra que también se exhibe en el Centro Cultural
Recoleta de Buenos Aires al año siguiente.
En marzo de 1998 presenta la exposición Como carne y uña,
junto a Claudia Contreras, que se exhibe en el Centro Cultural Borges.
A través del trabajo con la materia orgánica y su connotación
simbólica, la artista presenta en esta muestra una lectura sobre
la identidad nacional y su historial de violencia como, por ejemplo, la
instalación Perder la cabeza, tres placas realizadas con carne
de matambre vacuna “plastificada” en resina poliéster
que simulan la solemnidad y frialdad del mármol. Instaladas sobre
mesadas de acero, cada una de las placas operan como lápidas o
recordatorios mortuorios de Genaro Berón de Astrada, Francisco
Ramírez y Pedro Castelli, pasados a degüello durante las luchas
entre caudillos provinciales y entre unitarios y federales.
En otras obras de esta exposición ya aparece el trabajo con tripas
y vísceras presentadas en asépticos envases de vidrio llenos
de líquido, que remiten a las técnicas de asesinato de los
cuchilleros en una vinculación simbólica con la connotación
de los “hundimientos” de los desaparecidos en aguas del Río
de la Plata durante la última dictadura.
En 1999 presenta con Claudia Contreras y Hugo Vidal el proyecto La Cruz
del Sur en el Concurso Internacional “Parque de la Memoria”,
donde es preseleccionado. En el proyecto, la forma de la constelación
se constituye a partir del alineamiento de boyas en el Río de la
Plata a través de un sistema de grilletes y cadenas a un contrapeso
denominado “muerto”.
En el año 2000 obtiene una mención honorífica del
jurado en el Premio Banco de la Nación Argentina a las Artes Visuales
2000 exhibido en el Centro Cultural Recoleta, participa en la muestra
colectiva Dos x Tres, en Galería del Infinito y en la III Bienal
de la Crítica, llevada a cabo en el Museo Municipal de Bellas Artes
“Juan B. Castagnino”, de Rosario.
En la galería Luisa Pedrouzo en Arte BA 2000 expone Trenzas criollas
-tripas vacunas ancladas con acero en caja de vidrio con formol- y Las
nazarenas, dos módulos en resina poliéster, carne vacuna
y hierro.
En 2001 participa en la Expo Inugural II, muestra colectiva en el espacio
de Galería Luisa Pedrouzo en Buenos Aires. Ese año obtiene
el subsidio a la Creación Artística del Fondo Nacional de
las Artes.
La producción realizada durante esta beca es exhibida en su muestra
individual Entripados, realizada en la Galería Luisa Pedrouzo de
Buenos Aires en abril de 2002. Allí la artista presenta obras de
la serie de trenzas realizadas con tripas vacunas dentro de envases de
vidrio, dispuestos en soportes de acero a la manera de las mesas de disección
científica y vinculados con textos que actúan como “telón
de fondo” explicativo del sistema de trenzado. También exhibe
la serie de las mesadas: relatos históricos inscriptos en superficies
lisas y blancas que, aunque emulan el mármol, están realizadas
con grasa vacuna y parafina.
También en 2002 participa de la exposición colectiva Ay,
país nuestro, organizada por MAR (Movimiento Argentina Resiste)
en el Centro Cultural Recoleta, junto a Norberto Gómez, León
Ferrari, Luis Felipe Noé y Juan Carlos Distéfano, entre
otros. Asimismo, lleva a cabo el Proyecto Resistencia, en Resistencia,
Chaco junto a Hugo Vidal participa en las ediciones de Estudio Abierto,
realizadas en San Telmo/Montserrat y en La Boca, en Últimas tendencias
en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, y presenta una instalación
en la III Bienal Iberoamericana de Lima, Perú.
En 2003 es seleccionada para participar en el Proyecto de Arte Público
en San Juan de Puerto Rico, donde presenta Alejita, una propuesta de “mural
de piso” en la estación de tren urbano Río Piedras:
una bandera desplegada en el suelo desde el acceso hasta el andén,
rompiendo la simetría del suelo. En la bandera se inscriben nombres
de los habitantes de esta comunidad en torno a la estación, “que
dan cuenta de distintos orígenes y procedencias, que hablan de
cruces culturales”.
También en 2003 es incluida en las muestras colectivas Ansia y
devoción. Imagen del presente, en Fundación Proa y en 4000
cm3, proyecto dirigido por Horacio Zabala y que nuclea a una veintena
de artistas (entre ellos, Roberto Elía, León Ferrari, Luis
Felipe Noé, Gustavo Romano, Juan Carlos Romero, entre otros) en
el Centro Cultural de la Cooperación en Buenos Aires. Asimismo,
participa en Arte BA, nuevamente en el stand de Luisa Pedrouzo.
En 2004, en la muestra colectiva, Imagen y suceso, en La Casona de los
Olivera de Buenos Aires, expone dos obras de la serie de las mesadas.
El conjunto de artistas incluidos -Fernando Bedoya, Luján Funes,
res, Juan Carlos Romero, entre otros- propone un conjunto que apunta a
una relectura de la historia política argentina.
También en 2004 es convocada, junto a Gustavo Romano y Gabriel
Valansi, a participar en el programa de intercambio cultural Diálogos
Berlín-Buenos Aires: confrontando las ideas previas acerca del
imaginario urbano con la realidad de esta ciudad europea, cada artista
hace una propuesta de intervención en el espacio público
berlinés. En el mes de septiembre se lleva a cabo Puntos de contacto.
Proyectos y acciones en el CeDInCI en Buenos Aires junto a Hugo Vidal,
donde presentan su producción de entre 1999 y 2004.
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Liliana Porter (Buenos
Aires, 1941)
Estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”
entre 1954 y 1958, año en que viaja a México e ingresa en
la Universidad Iberoamericana, donde profundiza su conocimiento de las
técnicas del grabado con el colombiano Guillermo Silva Santamaría
y estudia con Mathias Goeritz. Es en esa ciudad donde realiza su primera
exposición individual.
Regresa a Buenos Aires tres años más tarde, continuando
sus estudios con los grabadores Fernando López Anaya y Ana María
Moncalvo. En los años 1961 y 1963 realiza exposiciones de sus aguafuertes
y grabados en la galería Lirolay.
En 1964 se radica en New York; en esa ciudad estudia en el Pratt Graphic
Art Center, en la época del boom del grabado a nivel mundial. En
1965 forma junto a Luis Camnitzer y José Guillermo Castillo el
New York Graphic Workshop, taller de gráfica experimental que,
dos años más tarde, propone un programa que plantea una
ampliación de la retórica del grabado a partir de la redefinición
conceptual de su función social: el FANDSO (Free Assemblage Nonfunctional
Disposable Serial Objects) u objetos seriados, prescindibles, afuncionales
y libremente intercambiables.
En esta época empieza a explorar con el grabado tridimensional,
el collage y con materiales no convencionales, como el plexiglás
y el acetato introduciendo elementos del discurso conceptualista en su
obra gráfica.
Con el “libro de artista” Arruga, de 1968, inicia su trabajo
con el fotograbado, técnica que desarrolla en los años siguientes
en distintas obras donde superpone registros gráficos; en 1969
presenta una ambientación en el Instituto Di Tella, donde imprime
siluetas y sombras virtuales sobre la pared, jugando con la relación
entre el espacio y los sujetos reales y la proyección de sus sombras
“virtuales”. También presenta una serie de obras de
mail art, como Sombra para una aceituna o Sombra para un vaso.
Desde fines de los años sesenta, Porter realiza continuas muestras
individuales en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica: en Caracas
y Santiago de Chile (1969), Amsterdam (1972), Milán (1972, 1976),
Venecia (1973) Bogotá (1974, 1975, 1982, 1984), Cali (1978, 1983),
Montreal (1983), Nueva York (1973, 1974, 1975, 1977, 1980), entre otras.
Su participación con distintas exposiciones en el circuito de exhibición
internacional continua produciéndose de forma asidua hasta la fecha.
También desde fines de los años sesenta participa continuamente
en numerosas muestras colectivas en Argentina y en el exterior, como así
también en bienales latinoamericanas, norteamericanas y europeas.
En 1973 realiza una exposición individual en la sala Projects del
Museum of Modern Art de New York. A ésta época corresponden
la serie de manos y formas geométricas “intervenidas”
o completadas por el registro gráfico de la artista, o de los ganchos
estampados que sostienen hilos reales.
Entre 1975 y 1977 desarrolla la serie Magritte, donde plantea una relectura
e intervención sobre la iconografía del artista surrealista,
elaborada desde una serie de fotograbados color a partir de las fotografías
del libro de Susi Gablik.
Luego de varios años sin exponer en Buenos Aires, en 1977 realiza
una muestra en la galería Artemúltiple, donde también
vuelve a presentarse al año siguiente.
También en 1977 funda junto a Luis Camnitzer un estudio dedicado
a la gráfica en Lucca, Italia. De ese mismo año es la serie
El viaje, donde presenta una sucesión de objetos, formas geométricas
y fragmentos de textos estampados, pegados o intervenidos, ubicados de
forma alineada -muchas veces separados por signos de puntuación-
en las estampas o directamente sobre el muro.
Posteriormente, traslada estos elementos fotoserigrafiados al soporte
de la pintura en acrílico, reflexionando sobre la representación
visual en un juego entre formas “reales”, esquemas y representaciones
gráficas de cuerpos geométricos desplegados en el plano
pictórico.
En 1980 obtiene la beca Guggenheim, primera de una sucesión de
becas de investigación sobre fotografía, video y multimedia.
Ese año realiza una exposición en la galería Arte
Nuevo de Buenos Aires y en el Center for Interamerican Relations de Nueva
York.
La idea de yuxtaposición o complementariedad de objetos y soportes
continúa en su obra de los años ochenta. En superficies
estructuradas muchas veces como dípticos o trípticos, incorpora
elementos de la iconografía pop, de la literatura borgeana y elementos
cotidianos de consumo masivo. Libros, espejos, cuerpos geométricos
comparten el espacio de sus pinturas-serigrafía-collage, o el ratón
Mickey aparece junto a una cita visual de Roy Lichtenstein, por ejemplo,
en Naturaleza muerta con crayón rojo (1984).
Un primer repaso de su trayectoria se realiza en la muestra Selección
de obras 1968-1990, exhibida en la Fundación San Telmo de Buenos
Aires y en el Museo Nacional de Artes Plásticas de Montevideo,
en 1990.
En 1991 se realiza la exhibición Obra gráfica 1964-1990
en San Juan de Puerto Rico, en la sede de la importante bienal de gráfica
latinoamericana. Ese mismo año ingresa como profesora en el Queens
College de la University of New York.
Al año siguiente presenta otra retrospectiva en el Bronx Museum
of the Arts, New York: Fragments of the Journey 1968-1991, que también
es exhibida en 1993 en Archer Huntington Art Gallery, University of Texas
at Austin.
Desde principios de los años noventa la artista comienza a utilizar
la fotografía como medio único, como en la serie de Diálogos
entre objetos kitsch y muñecos plásticos fotografiados e
impresos en gelatina de plata o cibacromo. Estos mismos objetos -en su
versión tridimensional- también son incluidos en otros trabajos
con objetos fotografiados, vinculando “representación”
y “realidad”.
Presenta estas series en muestras como Fotografías, en Ruth Benzacar
en 1997 y Diálogos, en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes
de Montevideo, del mismo año.
En 1999 realiza Para usted, película donde distintos muñecos
y objetos son filmados en 16 mm -luego transferido a video- operando en
una interrelación visual y sonora (la música corresponde
a Silvia Meyer).
Vuelve a producir otro conjunto de estas características en el
año 2000: Solo de tambor, presentados en la Galería Espacios
Mínimos de Madrid y en Ruth Benzacar de Buenos Aires. Ese año
también participa en la VII Bienal de La Habana y en la muestra
Tamarind Institute: 40 years, en el instituto de Nuevo México dedicado
a la enseñanza y producción de litografías, entre
otras.
En 2002 le fue otorgado el Premio Konex de Platino a la producción
en técnicas mixtas del quinquenio 1992-1996.
Porter continua trabajando con objetos -fotografiados o “reales”-
muchas veces “completados” por el trazo gráfico, por
ejemplo en la serie Él y los otros. Su instalación El caminante
es incluida en la exposición itinerante El final del eclipse. El
arte de América Latina en la transición al siglo XXI que,
organizada en España, es presentada en Buenos Aires en el Museo
Nacional de Bellas Artes, a fines de 2003.
Justamente, en noviembre de 2003 se inaugura en el Centro Cultural Recoleta
la importante exposición Liliana Porter. Fotografía y ficción,
con una destacada selección de sus obras realizadas desde 1967.
Vive y trabaja en New York.
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Juan
Carlos Romero (Avellaneda, provincia de Buenos Aires, 1931)
Estudia grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad
de La Plata donde, como discípulo de Fernando López Anaya,
se inicia en las búsquedas en torno a un grabado no ortodoxo. Egresa
en 1961 con el título de Profesor Superior y ejerce la docencia
en esta casa de estudios hasta el año 1975. Paralelamente a su
producción en el campo artístico, mantiene desde los años
sesenta una activa militancia sindical, en el gremio de los telefónicos.
En 1966 participa en Homenaje al Vietnam con American way of life. Su
producción de esta década ya explora las posibilidades de
la gráfica con troquelados, collages, stencils o fotocopias. La
estética de sus obras de este período se liga al op art
a partir de la indagación con los efectos de líneas y formas
geométricas articuladas y yuxtapuestas en tramas, que expone en
las muestras de grabados geométricos del grupo Arte Duro, entre
1964 y 1967. Una de esas obras experimentales, el pochoir O, recibe el
Gran Premio de Honor del LVIII Salón Nacional de Grabado en 1969.
En 1970 obtiene el Primer Premio en el Segundo Salón Swift de Grabado
con Swift en Swift donde, a partir de un fragmento de texto de Jonathan
Swift impreso con stencil en una superficie de 14 metros de largo, hacía
referencia simbólica a la conflictiva situación que por
esos tiempos se vivía en el frigorífico bonaerense homónimo.
A fines de ese año Romero funda -junto a los grabadores Horacio
Beccaría, César Fioravanti, Julio Muñeza, Marcos
Paley y Ricardo Tau- la agrupación Arte Gráfico Grupo Buenos
Aires. Conformada por un grupo variable de artistas, se trata de una experiencia
de difusión de obra gráfica generalmente en ámbitos
no institucionales, como fábricas o plazas, en sintonía
con la idea de la “salida a la calle” de la obra de arte que
circulaba por aquellos años.
En este sentido, también participa en la exposición de 1971
CAYC al aire libre, en la plaza Roberto Arlt de Buenos Aires, con la obra
El juego lúgubre: acción donde una soga atada a la manera
de una horca debía provocar tensiones entre dos “opuestos
dialécticos”, junto a un globo que contenía un texto
en lunfardo, cuyo significado era: “El represor golpea al detenido”.
Entre 1971 y 1975, Romero forma parte del núcleo constitutivo del
Grupo de los Trece; en la muestra Hacia un perfil del arte latinoamericano,
donde la formación hace su presentación, Romero expone la
performance fotográfica La Realidad Nacional vista desde la ruta
2.
Su inclusión en Experiencias visuales con medios fotográficos,
en el Centro de experimentación visual de La Plata en ese mismo
año, da cuenta de su amplitud de intereses en materia de disciplinas
artísticas. Paralelamente, trabaja conceptualmente con imágenes
fotográficas aparecidas en los mass-media.
Esta es la línea que pone en juego en la instalación Violencia,
que lleva a cabo en el CAYC en abril de 1973. Allí expone reproducciones
fotográficas a gran escala de las tapas de una revista “amarillista”
que se refería a acciones políticas y la represión
policial en Rosario y Córdoba en diálogo con citas de distintas
personalidades de la historia; las paredes y el suelo del primer piso
del edificio se encontraban cubiertos por grandes carteles que contenían
la palabra “violencia”. La lectura del artista giraba en torno
a las posibilidades de una “violencia liberadora” frente a
una “violencia represora”.
Ese mismo año participa con el mural Proceso a nuestra realidad
-realizado de forma colectiva junto a Perla Benveniste, Eduardo Leonetti,
Luis Pazos, y Edgardo Vigo- en el Cuarto Salón del Premio Acrilicopaolini
en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; desde la frase “Ezeiza
es Trelew” junto a una gota roja realizada en acrílico se
aludía, homologándolos, a dos de los hechos políticos
más perturbadores de esos tiempos.
Junto a Emilio Renart y García Palou expone en 1976 la muestra
Dibujos y ejercicios de convivencia en Artemúltiple.
Entre 1977 y 1978 se exilia en Honduras.
A partir de los años ’80, retoma el trabajo con la xerografía
o impresión por fotocopiadora a partir de la apropiación
de fotografías, en su mayoría extraídas de periódicos,
con “denuncias” en torno a las injusticias sociales. En relación
al trabajo con la fotocopia, Romero y Fernando Bedoya organizan entre
1987 y 1994 las cuatro ediciones de Gráfica Alternativa-Artistas
con fotocopias en el Centro Cultural Recoleta. Allí se nuclean
los trabajos de los artistas que exploran diversas prácticas a
partir del trabajo con la máquina fotocopiadora.
Entre 1986 y 1988 integra el Grupo Gráfica Experimental junto a
Rodolfo Agüero, Hilda Paz, Susana Rodríguez y Mabel Rubli;
esta formación cuestiona los parámetros del grabado tradicional,
explorando con las posibilidades de la impresión tridimensional
desde técnicas no ortodoxas. En 1988 presentan la muestra Gráfica
y espacio en el Centro Cultural Recoleta.
En el año 1988 funda el Grupo Escombros, junto a Horacio D´Alesandro,
David Edward, Luis Pazos y Héctor Puppo. Autodefinido como “artistas
de lo que queda”, apelan a un llamado de atención social
sobre la falta de preservación cultural y ecológica a través
de una sucesión de acciones que, generalmente, son llevadas a cabo
en sitios abandonados o desolados. La agrupación obtiene en 1989
el premio a las Experiencias Visuales, otorgado por la Asociación
Argentina de Críticos de Arte.
Durante los años noventa, el artista continua incursionando en
distintas modalidades y géneros: gráfica experimental, instalación,
arte correo, libro de artista, performance y poesía visual. También
integra el grupo 4 para el 2000, junto a Agüero, Paz y Teresa Volco
y entre 1999 y 2001 La Mutual Art-gentina, formación colectiva
que realiza distintas intervenciones en el espacio urbano porteño.
También fue co-organizador de varias “muestra-libros”
compuestas por obra gráfica de diversos artistas como NO al indulto,
obediencia debida, punto final (1989), 500 años de represión
(1992), 20 años (1996), Nunca más (1997) y La desaparición
(1999).
En 1997 recibe el Primer Premio del V Salón de Dibujo de Santo
Domingo, en 1999 el Primer Premio Joan Brossa de Poesía Visual
en España y en el 2000 es invitado a participar en la Bienal de
La Habana.
En 1998 participa en la instalación Identidad donde un destacado
grupo de artistas apunta a la pregunta sobre la identidad y paradero de
los hijos de desaparecidos.
En el año 2000 se realiza una destacada revisión de su obra
de los años setenta en la exposición Violencia en el Museo
de Arte Moderno de Buenos Aires. En 2001 presenta junto a Carlos Boccardo
la instalación Otras voces. A 25 años de la dictadura militar
en el Centro Cultural Recoleta. En 2002 expone en la galería Arcimboldo
un conjunto de collages y recortes gráficos que reunen distintas
manifestaciones del dolor o la resistencia que conforman la serie “Gritos”,
y también presenta la instalación 6 minutos, 700 palabras.
Su prolongada actividad docente en el ámbito de la Escuela Nacional
de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” y “Ernesto
de la Cárcova” fue reconocida con el Premio a la Labor Docente
de la Asociación Argentina de Críticos de Arte en 2001.
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Graciela
Sacco (Chañar Ladeado, provincia de Santa Fe, 1956)
Egresa de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad de Rosario
con el título de Licenciada en Artes Visuales; en esa misma casa
de estudios también ha ejercido la docencia a partir de 1987.
Siendo aún estudiante, comienza a exponer en 1982 en distintas
muestras colectivas e individuales, donde presenta xilografías,
instalaciones, videos y producción gráfica de arte correo.
Por esos años inicia sus investigaciones sobre procesos fotográficos
y la técnica de la heliografía.
Entre 1989 y 1991 fue becaria del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (Conicet) con el proyecto “Análisis
de los procesos de producción, distribución y consumo de
los no objetualismos en Rosario en el período 1970-1990”.
También escribe trabajos de investigación sobre la vanguardia
rosarina de los años sesenta y sobre la gráfica contemporánea.
A partir de una beca de investigación otorgada por la Subsecretaría
de Cultura de la Provincia de Santa Fe y del Subsidio a la Creación
Artística de la Fundación Antorchas (1993) la artista profundiza
en las posibilidades con la impresión de fotografías a través
del proceso heliográfico.
Si bien en principio la artista imprime sobre papel, a partir de 1992
comienza a obtener impresiones sobre diversas superficies y extiende la
heliografía a distintos soportes como vidrio, metal, etc. Sacco
transmite estas experiencias en su texto Escrituras solares. La heliografía
en el campo artístico (edición de la autora, 1994) y en
el dictado de cursos. También desde 1992 produce distintas “interferencias
urbanas” y acciones postales en diferentes ciudades del mundo.
Entre sus primeras obras de este proceso de expansión de los recursos
heliográficos se encuentran la Serie de la Maja anunciada, realizada
entre 1991 y 1993 o las Historias de Venus, de 1992-1993. En 1993 desarrolla
en el Museo Sívori de Buenos Aires la instalación Transporte
crítica, donde expone nueve valijas cuyas superficies presentan
las Venus empaquetadas, envueltas en nylon.
En 1994 obtiene la Beca de Creación Fondo Nacional de las Artes.
Ese año realiza una serie de “interferencias urbanas”:
en Señalización en Escuelas Públicas, pega alas a
los costados de las puertas de algunas escuelas públicas de Rosario
señalándolas como “áreas en peligro de extinción”.
En peligro de extinción, justamente, es otra de sus series de ese
año -que consta de bocas impresas en cucharas de metal- junto con
la serie Bocanada, afiches de bocas abiertas pegados en distintos muros
públicos. Imágenes pertenecientes a esta última serie
son exhibidas en 1995 en la galería Ruth Benzacar y en el Museo
de Bellas Artes “Juan B. Castagnino” de Rosario, y retomadas
en nuevas intervenciones urbanas en Arthus, (Dinamarca) y Buenos Aires,
en 1997.
Entre 1996 y 1998 realiza la serie de interferencias urbanas El incendio
y las vísperas, grandes paneles heliográficos pegados en
distintos escenarios urbanos, donde aparecen imágenes extractadas
de los medios sobre manifestaciones y grupos movilizados que apuntan a
una reflexión sobre la violencia social; estas imágenes
son retomadas desde otros soportes como palos y maderas en la serie Cuerpo
a cuerpo.
En 1996 participa, como única representante argentina, en la XXIII
Bienal de San Pablo, cuyo tema central fue: “Desmaterialización
del arte en el fin del milenio”. Allí presenta -dentro y
fuera del predio de la Bienal- las instalaciones El incendio y las vísperas
y Esperando a los bárbaros: setenta pares de ojos impresos adheridos
a una pared y enmarcados entre maderas rústicas que operan visualmente
a la manera de hendijas para espiar o esconderse, creando un clima de
observación o vigilancia múltiple. También retoma
en San Pablo el tema de la serie Bocanada, presentando una instalación
con millares de estas imágenes impresas en estampillas pegadas
por el suelo. Este mismo envío es presentado posteriormente en
el Centro Cultural Parque de España de Rosario.
En la Primera Bienal de Artes Visuales del Mercosur, en Porto Alegre,
en 1997 participa con una señalización de los espacios donde
se realiza el evento, y que la artista incluye dentro de la serie Cuerpo
a cuerpo. Ese año también representa a la Argentina en la
VI Bienal de La Habana con El combate perpetuo en el espacio del Convento
de Santa Clara y en zonas urbanas en peligro de derrumbe.
En 1998 participa en la exposición colectiva Arte del mundo en
Unesco de París; también se lleva a cabo su primera exposición
individual en los Estados Unidos, en la World House Gallery de Nueva York,
donde presenta Un lugar bajo el sol, libro-instalación que se “activa”
cuando el haz de luz de una linterna sobre un acrílico “hace
visible” la imagen impresa en el mismo. Esta obra se exhibe al año
siguiente en el teatro El círculo de Rosario.
También en 1999 realiza una instalación permanente de la
serie Sombras del sur y del norte en la Universidad Nacional de Rosario
y participa, entre otras, en la muestra colectiva Mastering the Milennium,
en el Museo de la OEA en Washington, exhibida posteriormente en el Centro
Cultural Recoleta.
En el año 2000 representa nuevamente a la Argentina en la VII Bienal
de La Habana y participa en la IX Bienal de Fotografía en Vigo,
España. Asimismo, realiza su primera exposición individual
en un museo de Estados Unidos, el Mass Art de Boston. En octubre presenta
Outside, retrospectiva de su obra en el Museo Castagnino de Rosario; parte
de este material se exhibe en diciembre en la galería Diana Loweinstein
Fine Arts de Buenos Aires: una instalación con un centenar de bocas
en pequeñas cucharas, suspendidas por tanzas transparentes, empalizadas
con manifestantes arrojando piedras o cortinas venecianas con imágenes
de personas mirando desde o hacia ese outside implicado en el título
de la muestra.
En 2001 es seleccionada para participar en la 49° Bienal de Venecia,
donde presenta Entre nosotros: multitud de ojos impresos en las paredes
de la ciudad. En palabras de la artista, se trata de “miradas que
hablan de un deseo de ciudad, de un temor de ciudad, de un ansia de ciudad.
[...] entre los ojos ‘puestos’ en Venecia hay ojos de hombres
y mujeres cotidianos, de outsiders, de marginales a la ley”. Ese
año obtiene el Premio a la Artista del Año de la Asociación
Argentina de Críticos de Arte.
En 2002 monta una versión de Entre nosotros, en la Berkeley Square
Gallery y Scolar Fine Art de Londres, en su primera muestra individual
europea. En 2003 participa en la exposición colectiva Sanctuary,
en el Museum of Modern Art de Glasgow, y realiza una residencia de tres
meses en la Cité des Arts, de París, llevando a cabo una
instalación de la serie de Sombras del sur y del norte en la Maison
de l’Amerique Latine.
En 2003 vuelve a ser distinguida con el Premio a la Artista del Año
por la Asociación Argentina de Críticos de Arte.
Vive y trabaja en Rosario.
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Edgardo
Antonio Vigo (La Plata, pcia. de Buenos Aires, 1928-1997)
Estudia en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad de La
Plata a principios de los años cincuenta, y en 1953 es becado con
un viaje a Francia, país en el que conoce al venezolano Jesús
Soto.
A su regreso, expone en 1954 una serie de objetos móviles de madera
que pueden ser manipulables por parte de los espectadores, apuntando en
esta obra inicial a la idea de la participación y acción
sobre la obra de arte; éste criterio de “interacción”
-desde distintas poéticas y corrientes como el conceptualismo o
las acciones- constituye uno de los ejes para el desarrollo posterior
de su obra variada y dinámica.
A mediados de los años cincuenta realiza sus primeras poesías
matemáticas y desde fines de ésta década comienza
a producir sus “máquinas inútiles” junto a la
publicación de su texto “Máquinas inútiles.
Solteras imposibles” (1959). En estas máquinas -cuya idea
aparece en principio vinculada a las “máquinas solteras”
de Michel Carrouges- combina elementos heterogéneos que, desde
la enunciación de su función, apelan al absurdo y la parodia
de su utilidad: por ejemplo, su Cargador eléctrico (1957), la Bi-Tri-Cicleta
Ingenua (1960) o el Palanganómetro mecedor que no se mece para
críticos de arte (1965).
Dentro de esta línea estética, en sintonía con su
resignificación de la estética dadaísta, se inscribe
el desarrollo de sus trabajos denominados Relativuzgir’s, objetos
con luz y movimiento que podían ser accionados por los espectadores,
y cuyo nombre deriva de la fusión de la idea de relativo -base
filosófico-matemática de Einstein- la electricidad como
elemento actuante y de la propiedad de girar.
La aparición de los cinco números de W.C. en 1958, marca
el inicio de su actividad como editor de varias publicaciones experimentales
de “poesía visual”, donde también tienen especial
lugar la xilografía y algunos textos literarios. En 1960 aparecen
los tres números de DRKW, donde publica sus primeras xilografías,
y entre 1961 y 1968 edita Diagonal Cero. Posteriormente, lanza Hexágono
‘71: trece números que aparecen entre 1971 y 1975 y en cuyas
páginas se da cuenta, desde la poesía visual, de algunos
sucesos de la época como la matanza de Trelew; en 1973, propone
un slogan para su publicación: “Revista Hexágono,
eso sí, la más peligrosa”.
En 1967 funda el Museo de la Xilografía de La Plata como forma
de difundir esta producción entre el público general. Concebido
como un “museo ambulante”, Vigo presenta su acervo en distintos
espacios no convencionales para que éste no se convierta “en
una caja cerrada de coleccionista”. Aunque nunca dejó de
lado esta técnica gráfica tradicional, sus obras también
fueron incorporando procedimientos “anticonvencionales”. Por
ejemplo, en el Festival de las Artes de Tandil de 1968 es premiada una
de las xilografías de la serie de Homenaje a Fontana, donde desde
la superposición, troquelado y recorte de estampas propone una
relectura en términos gráficos de la estética del
creador del “espacialismo”.
Sus señalamientos, iniciados en 1968, corresponden a una época
de fuertes críticas al rol de los medios masivos y el sistema del
arte, y proponen una relectura del objeto elegido por el artista como
“acto gratuito de divagación estética”, señalando
la cualidad estética latente de algunos objetos no pensados inicialmente
como “artísticos”.
Su primer señalamiento urbano fue Manojo de Semáforos. En
este caso, propone esta acción en base a los semáforos de
la intersección de dos calles platenses: el artista dejó
a los transeúntes las pautas para que efectuaran un análisis
“estético” de este objeto urbano, sin su presencia.
Dentro de sus búsquedas por la salida del arte del circuito institucionalizado
-apuntando a una apertura hacia “la calle” y el acercamiento
al gran público- en 1969 publica “Un arte a realizar”,
donde propone que la obra no debe ser un objeto cerrado y definitivo sino
un “proyecto modificable” y cotidiano, apelando a la participación
del espectador en el hecho estético. Amplificando esta línea
ideológica, a principios de los años setenta plantea una
lectura en torno a “La calle: escenario del arte actual”,
publicada en su revista Hexágono ‘71.
En 1969 organiza la Exposición Internacional de Novísima
Poesía (poesía visual) en el Instituto Di Tella; dos años
más tarde, la Expo de Proposiciones a Realizar que organiza en
1971 en el CAYC convoca a una serie de artistas latinoamericanos.
Continúa realizando sus acciones, performances y señalamientos
a lo largo de los primeros años setenta. Por ejemplo, entre 1970
y 1971 realiza Devolución del agua, señalamiento con las
aguas de la playa Bocacerrada, en Punta Lara, provincia de Buenos Aires;
en 1973 tiene lugar su acción El tapón del Río de
la Plata. Ese mismo año forma parte del colectivo de artistas que
presenta en el Museo de Arte Moderno Proceso a nuestra realidad, donde
se alude a las recientes matanzas de Trelew y Ezeiza.
En 1975 organiza junto a Horacio Zabala la muestra colectiva Última
exposición de Artecorreo, primera exposición en Buenos Aires
de este tipo de obra circulante a través del intercambio postal,
conocida en el circuito internacional como Mail Art y denominada por Vigo
como “comunicación a distancia”. El artista venía
desarrollando este tipo de producción gráfica desde principios
de la década y continua durante los años ochenta y noventa,
incursionando con gran reconocimiento en el circuito del arte correo internacional
y convirtiéndose en un referente imprescindible para esta producción.
Durante la dictadura militar, su hijo Abel Luis es secuestrado y desaparecido;
Vigo utiliza la plural circulación internacional del circuito del
arte correo para denunciar los crímenes de la dictadura.
En la década del noventa la obra de Vigo vuelve a tomar gran notoriedad
pública, a partir de una serie de destacadas exposiciones: la retrospectiva
en la Fundación San Telmo en 1991 titulada Anteproyecto de Proyecto
de un pretendido panorama abarcativo, su destacada participación
en el envío argentino a la XXII Bienal de San Pablo de 1994, la
Retrospectiva de Edgardo A. Vigo en el Museo Municipal de Bellas Artes
“Juan B. Castagnino” de Rosario en 1995 o la muestra Edgardo
A. Vigo, poeta de la distancia, en el ICI de Buenos Aires en 1997.
Estas exposiciones-homenaje continuaron luego de su fallecimiento, por
ejemplo con su muestra en el espacio Ojo al país del Centro Cultural
Borges en 2002-2003, en la inauguración del Espacio Fundación
Telefónica en 2003 y en la muestra Xilografías y ediciones
(1962/1972) en el Museo Nacional del Grabado de Buenos Aires en agosto
de 2004.
En el espacio que fuera el taller de Vigo, con su archivo personal y gran
cantidad de obras, se creó en noviembre de 2002 el Centro de Arte
Experimental Vigo, en la ciudad de La Plata.
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Horacio
Zabala (Buenos Aires, 1943)
La producción de este artista y arquitecto graduado en la Universidad
de Buenos Aires transita desde fines de los años sesenta por variados
soportes y medios, indagando sobre la relación entre imagen, información
y poder en su vinculación con la realidad social, planteada desde
los recursos del conceptualismo en boga por aquellos años.
Su primera exposición individual se realiza en 1967, en la galería
Lirolay.
Fue miembro de la formación inicial del Grupo de los Trece, agrupación
con la que participa en las muestras de Arte de Sistemas, organizadas
por Jorge Glusberg, y en Cayc al aire libre en la plaza Roberto Arlt,
en 1971, donde presenta 300 metros de cinta negra para enlutar una plaza
pública.
En 1972 suscribe su primer texto teórico, Diecisiete interrogantes
acerca del arte, publicado por el CAYC: se trata de una encuesta-manifiesto,
modalidad discursiva que retomará en propuestas posteriores. Ese
año también realiza Forma y función, tres botellas
llenas de líquido y con carteles que aclaran su uso: para contener
vino, una flor y nafta, apuntando a la reflexión sobre las distintas
lecturas y connotaciones de un mismo elemento en apariencia similar.
En 1973 inicia la serie de sus conocidos Anteproyectos de cárceles,
expuestas en el CAYC; se trata de dibujos con esquemas o bocetos de distintos
“formatos” de cárceles: subterránea, sobre columna,
flotante para el Río de la Plata, “arquitectura latinoamericana
para artistas”, etc. El artista utiliza las convenciones del diseño
proyectual arquitectónico para proponer un discurso sobre el tema
de la represión y la falta de libertad. En otras obras de esta
época también reflexiona sobre la metáfora de que
el papel o el lenguaje son “una cárcel”.
De 1974 son las series de mapas de América y libros censurados,
reprimidos, manchados: un ejemplo es el de la imagen cartográfica
que aparece surcada o tachada con la marca de un sello con la palabra
“censurado” que atraviesa toda la extensión latinoamericana.
Desde mediados de los años setenta comienza a participar en distintas
muestras y bienales internacionales. En el campo local, también
en 1975 organiza junto a Edgardo Antonio Vigo la muestra colectiva Última
exposición de Artecorreo en la galería Arte Nuevo, en lo
que constituyó la primera exposición en Buenos Aires de
mail art.
En 1976 se exilia en Roma, para vivir luego en Viena y, entre 1992 y 1998,
en Ginebra. En el transcurso de estos años incrementa su participación
en el circuito artístico internacional, exponiendo en forma individual
o en muestras colectivas en distintas ciudades europeas y latinoamericanas,
como México (1977), Avignon (1978), Roma y Medellín (1981),
Barcelona (1983), París (1984), La Habana (1986), etc. En 1985
vuelve a exponer en Buenos Aires, en el CAYC.
Su producción desde fines de los años ‘70 tuvo como
ejes fundamentales la transmisión de la información, los
medios de comunicación y la ficción. A principios de los
años ochenta realiza una serie sobre el tema de los refugios antiatómicos;
según el artista, se trata de una operación socioestética
en la que interactúan personas, instituciones y medios para generar
distintos enfoques críticos sobre el fenómeno (real y simbólico)
de la producción de este tipo de refugios. Este trabajo fue exhibido
en octubre de 1983 en el Centro Documentazione Ricerca Artistica Contemporanea
“L. Di Sarro” de Roma, bajo el título de Il rifugio
antiatomico, estetica della catastrofe?, donde expone diversos materiales
publicitarios italianos de productos para refugios anti-atómicos,
documentación sobre Hiroshima y Nagasaki, las respuestas a un test
sobre la temática que realizara el propio artista y sus esquemas
y dibujos de refugios.
Desde 1984 realiza la serie sobre la duplicación de páginas
de la prensa gráfica. Los primeros trabajos fueron en base a tapas
de la revista alemana Der Spiegel, la francesa L’Express y la norteamericana
Time; luego comienza a trabajar con páginas de diarios europeos
y norteamericanos.
Las duplicaciones aparecen como simulacros de diarios, reescrituras de
su esquema de composición gráfica a partir del dibujo de
“textos” ilegibles y “fotos” irreconocibles: las
frases se convierten en líneas, las imágenes manchas y siluetas
poco delineadas, como en Información-ficción (1990). Esta
serie, exhibida, por ejemplo, en la muestra Réitérations,
en Le Refuge, Centre international de poésie Marseille a fines
de 1991, da cuenta de la intención de reflexión sobre los
medios de comunicación, la circulación de la información
y el lenguaje.
Si desde los años setenta Zabala presenta obras en distintos soportes
-dibujos, objetos, pinturas, arte postal-, desde la década del
noventa comienza a indagar sobre nuevos soportes como el arte digital,
páginas web y videoarte.
En 1997 produjo L’art ou le monde pour la deuxième fois,
una obra interactiva para redes electrónicas producida por el Centre
pour l’Image Contemporaine de Ginebra: se trata de un cuestionario
de diez preguntas sobre arte con diez mil respuestas de autores varios
(filósofos, artistas, etc.) a las que se puede sumar las de los
propios visitantes de la página web. En 1998 fue publicado en castellano
El arte o el mundo por segunda vez, editado por la Facultad de Artes y
Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario.
Zabala regresa a Buenos Aires en 1998, presentando en el Museo de Arte
Moderno de Buenos Aires una exposición que repasa su obra desde
1972 hasta esa fecha: Ejercicios y tránsitos.
De fines de los años noventa es Diario de viaje, cajas con estampitas
o notas que entregan los chicos de la calle cuando piden una moneda, y
Parásito, diseño de refugios para cartoneros. En 2000 se
publica El arte en cuestión, conversaciones entre Luis Felipe Noé
y Zabala, editado por Adriana Hidalgo.
En el año 2002 participa en la muestra colectiva Arte y política
en los ‘60 en el Palais de Glace y realiza en el Centro Cultural
Recoleta la muestra individual Futuro Imperfecto, donde presenta, por
ejemplo, A sangre fría, piezas de ajedrez sobre el “tablero”
de una tela sobre bastidor pintada en forma uniforme de color azul: sin
la presencia de espacios preexistentes para los movimientos, las fichas
pueden circular libremente y cada jugador definir las reglas.
En noviembre de 2002 se inaugura una nueva muestra antológica,
esta vez en el Fondo Nacional de las Artes, donde presenta un repaso de
su carrera. A fines de 2003 organiza la muestra colectiva 4000 cm3, donde
veintitrés artistas (Marcelo Boullosa, Xil Buffone, Claudia Contreras,
Roberto Elía, León Ferrari, Luis Felipe Noé, Teresa
Pereda, Juan Carlos Romero, entre otros) realizan una obra en base a una
caja de cartón, resignificando su función utilitaria.
Vive y trabaja en Buenos Aires.
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